Los socialistas intentan una maniobra de última hora para salvar la Ley que establece un suelo del 15% al impuesto de Sociedades de las multinacionales tras una negociación de horas. El tributo a las grandes eléctricas tiene muy difícil salir adelante por el rechazo de Junts y Podemos no apoyará una reforma que no incluya ambos tributos
El PP explota la división de la mayoría del Gobierno para tumbar los impuestos a la banca y a las rentas más altas
Esta tarde, la Comisión de Hacienda votaba el paquete fiscal que el Gobierno buscaba sacar adelante junto a la reforma del impuesto de Sociedades. Los socialistas habían pactado previamente con Junts y PNV mantener el impuesto a la banca pero tumbar el de las grandes eléctricas, en contra de lo que reclamaban sus socios de izquierda. Ambos tributos fueron diseñados por el anterior Ejecutivo, en 2022, como gravámenes temporales, y caducan al final de este 2024.
El Gobierno ni siquiera tenía hace unos minutos asegurados los votos para sacar el dictamen de la reforma del impuesto de Sociedades después de una alocada sesión en la Comisión de Hacienda que a última hora del día todavía no había concluido. La negativa de ERC a aprobar cualquier texto que no incluyese el impuesto a las energéticas obligó a los socialistas a mirar al PP, que había avanzado que daría sus votos si el texto salía limpio, sin las enmiendas que planteaba la izquierda. Los grupos se habían dado hasta las 23 horas para negociar y volver a votar.
Finalmente, después de una tensa negociación, ERC, EH Bildu y el BNG han lanzado un comunicado en el que anuncian el acuerdo con el Gobierno para mantener ambos impuestos. “ERC, EH Bildu y BNG acuerdan con el Gobierno español la presentación de un Real Decreto Ley para prorrogar durante todo el año 2025 el impuesto a las energéticas”, dice la nota conjunta de los tres partidos.
Pero además, el acuerdo recoge el compromiso de aprobar el impuesto a la banca ya en la tramitación del pleno del jueves, “aumentando el tramo más alto en el impuesto, dirigiendo toda la recaudación a las Comunidades Autónomas y concertado con las haciendas forales de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra”, en línea con una enmienda transaccional que el PSOE había propuesto esta misma tarde durante la negociación.
Esa enmienda contaba con el apoyo de Junts, aunque habrá que esperar al jueves para saber si mantienen su intención de apoyarlo o no después de este nuevo movimiento. No pasa lo mismo con el impuesto a las energéticas, que irá en un nuevo decreto que el Gobierno tiene que aprobar en los próximos días y al que los de Carles Puigdemont se habían impuesto frontalmente. Además, para sacar todo adelante necesitan los votos de Podemos, que insiste en que solo votará un paquete fiscal que incluya el de las eléctricas.
Una negociación complicada a izquierda y derechaEl PSOE había planteado la “reforma fiscal” previa a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025 a base de enmiendas. Inicialmente, incluía el impuesto especial a la banca, pero dejaba caer el gravamen a las energéticas, según lo pactado por los socialistas con Junts y PNV hace un par de semanas. Este acuerdo hizo reaccionar, mostrando su oposición y su malestar, a todos los socios a la izquierda de los socialistas. Entre ellos, ERC, EH Bildu o Podemos lo han convertido en una línea roja.
Los gravámenes “temporales” de la banca y las energéticas han recaudado 2.859 millones en 2024. Esta cifra es muy similar a la de 2023. 1.695 millones de euros corresponden a los ingresos públicos obtenidos de los beneficios récord de las entidades financieros durante el ejercicio anterior, y 1.164 millones corresponde a las grandes eléctricas o petroleras.
Pero después de la negociación de este lunes, esa reforma quedará licuada, con apenas un puñado de cambios en los impuestos que sí han salido adelante en la Comisión de Hacienda. Entre los que han sobrevivido, destacan las rebajas fiscales a pymes y micropymes o el aumento de dos puntos en el IRPF a las rentas del capital más altas de 300.000 euros.
Por el camino se han quedado también la eliminación de los privilegios fiscales a las SOCIMIs, los tributos a las primas de los seguros, el aumento del tipo al diésel...
De esta manera, adelgazada la reforma fiscal, la transposición de la directiva de la Unión Europea (UE) está todavía pendiente de recibir el apoyo de la Comisión de Hacienda —los diputados están negociando mientras se alarga un último receso de una Comisión que empezó a las 17 horas—. Si el “dictamen [en la jerga parlamentaria]” sale definitivamente adelante esta noche, será votado finalmente en el Pleno del Congreso de este jueves. Por cierto, esta transposición es necesaria para evitar que España sea expedientada por la Comisión Europea, y también para desbloquear los desembolsos de los fondos del Plan de Recuperación de la misma UE.
Negociaciones hasta el último minutoEn el inicio de la Comisión, Pilar Vallugera, la portavoz de ERC en la Comisión de Hacienda, ha argumentado que su grupo no iba “a aceptar un paquete fiscal que, por la inflexibilidad de los representantes de Repsol e Iberdrola” en el Congreso —en referencia principalmente a PNV y Junts—, incumpla con el compromiso de convertir en un impuesto permanente a las energéticas el gravamen temporal que se diseñó en 2022 por los beneficios extraordinarios conseguidos por la crisis de inflación.
“Si Repsol ha decidido que no va a pagar impuestos, nosotros no vamos a pasar por ahí, sobre todo después de una Dana. Yo no estoy aquí para defender a los empresarios. Estábamos dispuestos a apoyar un impuesto ampliamente bonificado, pero no a retirarlo”, ha añadido Vallugera, quien sí ha confirmado que su grupo parlamentario votaría a favor de algunas enmiendas concretas.
En medio de la Comisión, el PSOE ha intentado rescatar el impuesto sobre a la banca, añadiendo modificaciones a la enmienda original para hacerla más atractiva para ERC. En el vídeo, se puede ver a una de las representantes del PSOE pedirle personalmente a Vallugera el apoyo a lo que técnicamente se conoce como enmienda transaccional. Ante este movimiento, los republicanos han optado por abstenerse, al igual que EH Bildu o BNG, lo que no ha sido suficiente para salvar, en ese momento, este compromiso del Gobierno de coalición.
El PSOE ha extendido ese movimiento a hasta seis enmiendas transaccionales que los grupos han leído prácticamente mientras debían votarlas. Pero eso solo ha servido para sacar cuatro modificaciones puntuales de menor importancia. El procedimiento ha enfadado a algunos de los diputados que estaban presentes en la comisión. “Esto es una locura”, se quejaba un parlamentario de la derecha mientras abandonaba la sala durante uno de los recesos intermedios.
Las idas y vueltas no han concluido ahí. Los grupos han votado por fin las enmiendas. Pero antes de decidir sobre el dictamen el PSOE ha pedido un nuevo receso para el último intento de una negociación que pone en peligro el conjunto del texto. “Que la comisión en la que se está decidiendo el futuro fiscal del Estado esté parada 3 horas y se retome a las 23:00 es una muestra más del juego corto de algunos y del desorden de esta legislatura”, ha lamentado en X el portavoz del PNV, Aitor Esteban.