El sector agropecuario brasileño rechaza las acusaciones que le vinculan con el aumento de la deforestación en la Amazonía y confía en la ratificación del acuerdo Unión Europea (UE)-Mercosur, a pesar de advertencias de Francia tras los incendios en la selva, según productores consultados por Efe.
Pese a que la atención de la agroindustria está puesta en la exportación al mercado asiático, los productores reconocen el bloque europeo necesita de los alimentos brasileños y afirman que el gigante suramericano está "modernizado" para atender la demanda, pero, a su vez, "atento a la preservación" medioambiental.
La polémica generada por los incendios en la selva amazónica brasileña en las últimas semanas dejó el acuerdo UE-Mercosur bajo la lupa de algunos países europeos como Francia e Irlanda, que amenazaron con bloquearlo por causa de las cuestionadas políticas medioambientales del presidente brasileño, Jair Bolsonaro.
"La Amazonía supone una dificultad momentánea", declaró a Efe el presidente de la Federación de la Agricultura del estado de Río Grande del Sur (Farsul), Gedeao Silveira, uno de los ponentes de la Expointer, la mayor feria agrícola del país realizada la tercera semana de agosto en la ciudad de Esteio.
Según Silveira, para el presidente francés Emmanuel Macron, el principal crítico de Bolsonaro, "se trata más de una cuestión de mercado que ambiental, pues él sigue presionado por sus productores locales a no aceptar el acuerdo, porque perjudicaría la producción agrícola local, así como a Irlanda en la ganadería".
La productora Simone Dameto, del estado de Goiás (centro), afirmó que para los pequeños y medianos agricultores el acuerdo entre el Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) con la UE, anunciado en julio, "es indiferente", pues la prioridad es "la alta de soja en la bolsa y la crisis Argentina, para vender más".
Dameto dijo que los productores desconocen, a fondo, las ventajas del acuerdo en términos de "reducción de costes y facilidades de inversiones en pesticidas y manutenciones de maquinas, por ejemplo", cuyos precios son cotizados en dólares.
Según las estimativas del Ministerio de Economía Brasileño, presentadas en el evento, la ratificación del acuerdo "representará un incremento al PIB (producto interior bruto) brasileño de 125.000 millones de dólares en los próximos quince años" sustentado en un aumento de la productividad y reducción de barreras no arancelarias.
De acuerdo con el presidente del Frente Parlamentar del Agronegocio y la Ganadería (FPA) en el Congreso brasileño, Alceu Moreira, la UE ve al Mercosur "como un bueno mercado para prospectar" y Brasil ofrece "seguridad alimentaria".
"Hasta hace dos décadas éramos solo importadores de productos. Hoy somos uno de los mayores exportadores de la actualidad y aseguro que nuestra calidad es igual o mayor a la calidad practicada en Europa con un precio más bajo", comentó Moreira durante el evento.
Una de las instituciones europeas presentes en la feria, la Cámara de Comercio e Industria Brasil-Alemania, aseveró que el "desafío" de Brasil, con la Presidencia del Mercosur, será "adaptarse" a reglas ambientales que garantizan la eficacia de productividad y competición en Europa.
Se trata de "adaptarse a una productividad mejor de que la europea para poder competir con los productos que ya están en el mercado europeo y son mejores acabados y tienen mejores precios, pero es una oportunidad de desarrollar a las empresas brasileñas", dijo a Efe el director ejecutivo de la Cámara, Dietmar Sukop.
"Alemania está bien abierta para el acuerdo y también para estrechar lazos entre Brasil y Alemania, especialmente para abrir mercado para la industria alemana", subrayó Sukop.
El tema ambiental, que toma fuerza estos días con las críticas europeas, no escapa a los productores agrícolas, muchos apuntados de querer ampliar su mapa productivo con invasión de cultivos y ganado en degradación de la selva amazónica.
De los 27.000 focos de incendio registrados en la Amazonía brasileña, en agosto, la mayoría están relacionados con la deforestación, que alcanzó los 2.254,8 kilómetros cuadrados en julio, un volumen un 278 % superior al del mismo mes de 2018, según el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam).
"La culpa es también de los Gobiernos anteriores que no se ocuparon de las tierras sin dueños de la Amazonía y que fueron tomadas por los madereros y mineros ilegales que incendian la selva, pero aún así hay un exagero (de lo que se dice) pues es imposible quemar toda la Amazonía", enfatizó el titular de la Farsul.
Isadora Camargo