El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, abogó hoy por una "solución pacífica" para resolver la disputa por la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD) en el Nilo Azul, que enfrenta a El Cairo y Adís Abeba.

"Etiopía cree en un enfoque en el que todos ganen. Vamos a seguir el mismo camino", aseguró Abiy en Pretoria en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, con motivo de su visita oficial a este país.

"Pido al presidente Ramaphosa, como buen amigo de Etiopía y Egipto y como presidente (de turno) entrante de la Unión Africana (UA), que promueva un diálogo ente las partes para resolver el asunto de manera pacífica", subrayó Abiy.

"La paz es la base de todo. Aquí, en África, sin paz no podemos llevar a cabo nuestra visión de desarrollo y crecimiento", insistió el primer ministro de Etiopía, segundo país más poblado de África con más de 100 millones de personas.

Abiy, ganador del Premio Nobel de la Paz de 2019 por contribuir a acabar con el conflicto entre su país y Eritrea, se mostró "seguro" de que Ramaphosa "jugará un importante papel para conducirnos a una solución con la que todos ganen".

Por su parte, el jefe de Estado sudafricano, cuyo país ejercerá la presidencia rotatoria de la UA a partir de febrero, indicó que "es un asunto que debe discutirse entre Etiopía y Egipto".

"Creo que una solución es posible porque los dos países son grandes países y el río Nilo es importante para los dos", remarcó Ramaphosa, dispuesto a desempeñar un papel "en facilitar cualquier acuerdo que pueda alcanzarse".

Ambos mandatario abordaron la cuestión después de que una cuarta reunión de los ministros de Recursos Hídricos de Egipto, Sudán y Etiopía para resolver el contencioso terminara el pasado jueves sin acuerdo en Adís Abeba.

Es más, el Gobierno etíope adelantó que el llenado de la GERD comenzará en julio próximo, pese a la oposición de Egipto.

La reunión precede a otra de los ministros de Exteriores y Recursos Hídricos prevista en Washington para este lunes a fin de alcanzar un acuerdo antes del día 15, en función del calendario apoyado en noviembre pasado por Estados Unidos, país que, junto con el Banco Mundial, actuó como observador en los encuentros.

Egipto está haciendo todos los esfuerzos diplomáticos para lograr un acuerdo sobre la presa, que considera una "amenaza a la seguridad nacional" porque el proyecto puede reducir notablemente el agua que llega a sus campos y presas desde Etiopía a través de Sudán.

Etiopía empezó la construcción de la presa en 2011 para garantizar recursos hídricos al país del Cuerno de África, que además planea exportar electricidad para generar riqueza e impulsar su desarrollo, y prevé que la obra quede terminada en 2023.

Egipto, Etiopía y Sudán acordaron en 2015 que la construcción de la presa -valorada en unos 5.000 millones de dólares (4.500 millones de euros)- no debía afectar a la economía, al caudal del río y a la seguridad hidroeléctrica de ninguno de los tres Estados ribereños, pero desde entonces sólo se han producido discrepancias.