España cerrará 2022 con la balanza por cuenta corriente en positivo (la diferencia entre las exportaciones, incluido el turismo, y las importaciones respecto al PIB) por undécimo año consecutivo. Y ocurrirá pese a la histórica escalada de la factura energética (por la subida del petróleo, el gas...). Esta fortaleza es muestra de la transformación de la economía desde la Gran Crisis Financiera de 2008. En esta crisis de inflación supone un motor clave para la resiliencia del crecimiento.
Incluso se puede considerar crucial para explicar la resistencia de la economía de nuestro país, la única de las cuatro grandes de la Unión Europea (UE) que esquivará la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad), según la mayoría de previsiones.