Eran pocos, muy pocos, los jóvenes que desafiaron las recomendaciones de las autoridades y decidieron salir a las escasas discotecas que abrieron sus puertas la madrugada del jueves en Madrid. "No hay un alma. Quizás no debería haber salido", reconoce resignada a Efe una universitaria que no quiso quedarse en casa.
En un recorrido por el ambiente de la noche madrileña ya se percibía que no era una noche habitual. Calles vacías, aparcamientos con plazas libres, locales cerrados y ninguna cola para entrar a los que estaban abiertos.
Según el sector, solo 15 y el 20 % de los locales nocturnos de Madrid -principal foco de España y que acumula la mitad aproximadamente de los casos de coronavirus- permanecerán abiertos en estos primeros días de la crisis sanitaria.
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