( LONDRES TV )---El pontífice acudió a Blaj, una localidad en el centro del país, que es sede la Iglesia greco-católica, para declarar beatos a siete obispos que fueron torturados en el país tras la Segunda Guerra Mundial.
Durante su homilía, y con el rostro cansado, Francisco arremetió contra los sistemas políticos o sociales que dan prioridad a "los intereses particulares, rótulos, teorías, abstracciones e ideologías" por encima del bienestar de la gente. Ante miles de fieles el pontífice no se limitó a hablar del pasado y lanzó advertencia en presente: "También hoy reaparecen nuevas ideologías que de forma sutil buscan imponerse y desarraigar a nuestros pueblos de sus más ricas tradiciones culturales y religiosas", dijo.
La ceremonia tuvo lugar en el "Campo de la Libertad" de Blaj, donde precisamente en 1948 el Gobierno comunista rumano exigió a los fieles y al clero greco-latino que abandonaran la fe católica y se unieran a la Iglesia ortodoxa, lo que derivó en años de persecución.
Es la primera vez que un Papa acude a la región de Transilvania. Hace justo 20 años Juan Pablo II estuvo en Rumanía, pero solo se le permitió visitar la capital, Bucarest.