Rusia y China vetaron este jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución para demandar un alto el fuego en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, el último gran bastión rebelde en el país.
La iniciativa había sido impulsado por Alemania, Bélgica y Kuwait con el fin de proteger a la población civil ante la ofensiva del Ejército sirio y de Rusia contra las facciones armadas e islamistas que dominan esa zona.
Rusia, que con el apoyo de China planteó su propia resolución alternativa a última hora, se opuso argumentando que el documento estaba basado en "mentiras" y defendiendo que cualquier texto debía dejar claro que las acciones armadas contra grupos "terroristas" podrían continuar pese al cese de las hostilidades.
La propuesta de resolución rusa, votada minutos después, tampoco salió adelante, pues recibió únicamente el apoyo de Rusia y China, nueve votos en contra y cuatro abstenciones.
Mientras, la de Alemania, Bélgica y Kuwait había recibido 12 votos a favor, una abstención y únicamente dos votos en contra, los de Rusia y China.
Desde el inicio de la guerra en Siria, el Gobierno ruso ha usado su poder de veto para bloquear una docena de resoluciones y proteger a su socio, el Gobierno de Bachar al Asad.
En esta ocasión, los quince miembros del Consejo de Seguridad negociaron durante semanas para tratar de lograr un compromiso, que finalmente no fue posible.
La iniciativa de Bélgica, Alemania y Kuwait nació en agosto y apenas un par de días después de su anuncio Rusia y Siria decretaron una tregua unilateral.
Sin embargo, los ataques no han terminado de detenerse por completo tras una pausa inicial, tal y como confirmó este jueves la propia ONU.
El embajador alemán, Cristoph Heusgen, recordó que más de medio millón de personas han sido desplazadas por la violencia durante los últimos meses y más de un millar de civiles han perdido la vida.
"Hospitales, escuelas y campamentos de desplazados han sido atacados y destruidos en bombardeos. Si esto no mueve al Consejo a actuar, ¿qué lo va a hacer?", señalaron los tres países impulsores de la resolución en una declaración conjunta.
Heusgen insistió en que el texto era "equilibrado" y puramente "humanitario" y criticó a Rusia y China por presentar otro a última hora y sin negociarlo con el resto de miembros.
Todas las potencias occidentales, incluida Estados Unidos, criticaron con dureza el veto de Rusia y China.
El embajador ruso, Vasili Nebenzia, acusó por su parte a esos países de buscar precisamente ese "no", forzando el voto de una resolución que sabían que estaba "condenada al fracaso" y fracturando al Consejo.
Nebenzia insistió en que es necesario que las acciones contra organizaciones terroristas continúen, pues "los civiles son rehenes de grupos terroristas vinculados con nuestros colegas occidentales".
La resolución bloqueada por Rusia subrayaba que toda acción antiterrorista debe respetar las normas internacionales y evitar daño alguno a la población civil.
Esta semana, los líderes de Rusia, Irán y Turquía abordaron la situación en Idlib y acordaron tratar de rebajar la tensión, pero sin avances demasiado concretos.
La ONU, por su parte, ha anunciado la puesta en marcha de una comisión que se encargará de investigar los ataques sufridos en la zona por instalaciones que contaban con su apoyo o que estaban específicamente incluidas en el acuerdo de cese de hostilidades que imperaba en Idlib en virtud de un pacto entre Rusia, aliado de Damasco, y Turquía, que apoya a algunos de los grupos rebeldes.