La Corte Internacional de Justicia, que investiga la demanda por genocidio contra Israel presentada por Sudáfrica, emitió hace tres semanas sus nuevas medidas cautelares exigiendo la entrada de ayuda humanitaria suficiente en la Franja de Gaza y, para ello, el fin de la ofensiva contra Rafah. Para garantizar el cumplimiento de esas órdenes del Tribunal de La Haya, los Estados miembros de Naciones Unidas deben dar pasos específicos. Por eso se esperaban movimientos en la sede de la ONU para aprobar una resolución que exigiera a Israel el cumplimiento de esas nuevas medidas que Tel Aviv desobedece.
Dos días después de la emisión de esas órdenes, Israel las ignoró lanzando un bombardeo contra Rafah en el que murieron 45 personas, incluidos niños. El 28 de mayo oficiales de EEUU dijeron que dicho ataque no violaba las líneas rojas del presidente Biden. El revuelo en los circuitos internacionales de derechos humanos es incesante, ante la falta de respeto al derecho internacional no solo por Israel, sino también por parte de Washington, que además ha sacado adelante una ley que podría sancionar al Tribunal Penal Internacional, después de que el fiscal jefe de dicha Corte solicitara órdenes de arresto contra Netanyahu y su ministro de Defensa.
Luis Moreno Ocampo, exfiscal jefe fundador del Tribunal Penal Internacional, se preguntaba hace unos días: “¿Por qué las líneas rojas de EEUU no son consistentes con la orden de la Corte Internacional de Justicia de 'suspender inmediatamente su ofensiva militar'?”
Cómo las órdenes de la Corte siguen aparcadasEn ese contexto, en el que se esperaba una reacción en la ONU para garantizar el cumplimiento de las medidas de la Corte de La Haya, EEUU entró en escena, impulsando una resolución con una propuesta “de un plan de paz” que propone tres fases para un alto el fuego, con intercambio de rehenes. Washington afirmó que la idea de ese plan de paz procedía de Israel. El sarcasmo en alguna prensa y en redes sociales no tardó en emerger, cuando el Gobierno israelí dejó claro que pretende seguir con la guerra “hasta destruir a Hamás”. De hecho, varios medios israelíes señalaron que el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, transmitió a su homóloga estadounidense su oposición al plan. El propio Netanyahu afirmó que cualquier alto el fuego permanente era “infructuoso” y que la guerra debe continuar.
Poco después, el Ejército israelí lanzó varios ataques contra el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja, que provocaron 274 muertos, el 40% de ellos menores y mujeres. El Gobierno de Netanyahu justificó semejante matanza situándola en el marco de una operación de rescate de cuatro rehenes israelíes. Estados Unidos dio “la bienvenida al rescate de 4 rehenes que, tras 8 meses de cautiverio, han podido reunirse finalmente con sus familias en Israel”, sin dedicar ni una sola palabra a la muerte de los 274 palestinos.
No se ha impulsado una resolución en la ONU que exija a Israel el cumplimiento inmediato de las órdenes de la Corte
Por su parte, la relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, indicó que “Israel ha utilizado rehenes para legitimar matar, herir, mutilar, matar de hambre y traumatizar a palestinos en Gaza. Israel podría haber liberado a todos los rehenes, vivos e intactos, hace ocho meses, cuando se puso sobre la mesa el primer alto el fuego e intercambio de rehenes. Sin embargo, Israel se negó, para seguir destruyendo Gaza y a los palestinos como pueblo. Esta es una intención genocida convertida en acción”.
En ocho meses de ofensiva Israel solo ha logrado liberar a siete rehenes y ha matado a al menos 37.000 personas. Con acuerdos, a través del intercambio de prisioneros, Israel obtuvo la puesta en libertad de 105 rehenes en noviembre, lo que muestra desde hace mucho que su prioridad no son las personas secuestradas. Además, un número indeterminado de rehenes han muerto por los propios bombardeos israelíes, y tres fueron asesinados por disparos directos de soldados israelíes, a pesar de que ondeaban banderas blancas.
Votación en el Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado lunesEn 8 meses Israel ha matado a 37.000 personas y liberado a 7 rehenes. Con acuerdos, obtuvo la puesta en libertad de 105
Dos días después de ese ataque contra Nuseirat, el pasado lunes, la resolución planteada por EEUU con el plan de paz salió adelante, con los votos a favor de catorce de los quince integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU y con la abstención de Rusia. De ese modo, la exigencia del cumplimiento de las medidas ordenadas por la Corte Internacional de Justicia ha quedado olvidada por el momento, mientras corren ríos de tinta sobre el plan de paz, del que la propia resolución redactada por Estados Unidos afirma categóricamente que Israel lo acepta, aunque no sea así, al menos de momento.
“Israel informa a EEUU de que se opone a una resolución de la ONU liderada por EEUU que expresa apoyo a la propuesta de alto el fuego de Israel”, escribía el periodista estadounidense Prem Thakker. “Si analizamos esta resolución del alto el fuego en Gaza, el artículo 1 dice que es una propuesta ”que Israel aceptó“, pero el artículo 2 (b) dice que supondrá 'un fin permanente a las hostilidades' que, ejem, Netanyahu se ha negado explícitamente a aceptar. Así que el artículo 1 es mentira”, ha señalado el periodista Mehdi Hasan.
Esta resolución, que llega tras ocho meses en los que EEUU ha vetado un alto el fuego en tres ocasiones -así como el reconocimiento del Estado palestino-, logra aparcar de nuevo la aplicación inmediata del derecho internacional en Gaza, sustituyéndola por un quizás. Los catorce países votantes a favor de la misma, así como los que no están en el Consejo de Seguridad de la ONU pero también la apoyan, tienen la esperanza de que sirva como empuje a Israel para que implemente el acuerdo, si Hamás lo acepta formalmente.
Diplomacia 'del gato muerto'Pero el plan de paz sigue sin ponerse en marcha. El analista Aaron David Miller, exasesor de seis secretarios de Estado en negociaciones palestino-israelíes, ha señalado que “cuanto más se desarrolla esto, más se parece a lo que mi ex jefe James Baker llamó diplomacia del gato muerto. El objetivo no es llegar a un acuerdo, sino garantizar que, si fracasa, el gato muerto esté en la puerta del otro. Incluso si se llega a un acuerdo, es probable que no pase de la fase uno por ese motivo”.
Israel continúa lanzando ataques contra Gaza, que han provocado más muertos civiles en estos últimos días, y Washington no presiona, mientras aumenta el número de niños muertos por desnutrición. Una vez más, el Gobierno de Netanyahu logra comprar tiempo para continuar con su ofensiva militar, que se ha cobrado ya la vida de al menos 37.200 palestinos.
Los malabarismos diplomáticos de EEUU evitan sanciones a Israel y permiten que el tiempo avance sin un alto el fuego
También en Cisjordania prosigue la represión. Este pasado viernes, en tan solo una hora, francotiradores israelíes mataron a siete civiles palestinos, “a pesar de que las calles estaban tranquilas y los soldados no tenían motivos para abrir fuego”, escribe el diario israelí Haaretz. En los últimos días varios palestinos capturados en cárceles israelíes sin cargos ni juicio han sido puestos en libertad. Su aspecto mostraba deterioro físico -con pérdida de peso notable- y, en algunos casos, signos de maltrato y tortura.
La base militar de Sde Teiman es uno de los lugares denunciados por maltrato. The New York Times, The Guardian o la CNN han mostrado en los últimos días investigaciones que desvelan torturas a civiles palestinos capturados sin cargos y secuestrados durante semanas, a pesar de su inocencia. Este tipo de arrestos, sin cargos ni juicio, son habituales desde hace años, a través de la ley de “detención administrativa” israelí.
Los asesinatos, discriminación y maltrato de población palestina siguen sin provocar escándalo suficiente para forzar medidas de presión, intercambio de rehenes y negociación para la paz. Esta paz solo se alcanzará cuando se aborde el nudo gordiano: la ocupación ilegal y el régimen de apartheid que Israel aplica en los territorios palestinos que domina. Hasta el momento no hay grandes movimientos en la comunidad internacional para desatascar esta cuestión. Brasil y Chile han solicitado ante el Tribunal Penal Internacional una investigación de crímenes en los territorios ocupados palestinos, y noventa y tres Estados de la ONU, incluida España, han solicitado respeto a dicha Corte.
Otros esfuerzos son los desplegados por organizaciones internacionales de derechos humanos, que esta semana han presentado una demanda en los tribunales de Reino Unido para exigir un embargo de armas con Israel, o la decisión del secretario general de la ONU de incluir al Ejército israelí en la lista de grupos que violan los derechos de los niños en conflictos armados. En Estados Unidos el Centro por los Derechos Constitucionales ha apelado ante un tribunal de California para demandar al presidente Biden por su complicidad en las masacres israelíes.
Se ha facilitado un contexto que debilita el derecho internacional y asienta bases para la ley del más fuerte
El debate sobre las necesidades para la paz sigue sin ser franco. Las piruetas y malabarismos políticos y diplomáticos de Washington y de varios aliados europeos han evitado sanciones y presiones eficaces a Israel y han permitido que el tiempo siga avanzando sin alto el fuego inmediato en Gaza, con nuevos paquetes estadounidenses de ayuda militar a Tel Aviv y con protección a Israel a través de los vetos de la Administración Biden. Así se ha facilitado un contexto que ha debilitado las líneas rojas del derecho internacional y sentado las bases para dinámicas más desprendidas del “orden basado en reglas” y centradas en la ley del más fuerte.
Estos ocho meses de matanzas, así como la ocupación y usurpación de derechos a los palestinos durante años, allanan el camino a nuevas impunidades. Como ha indicado Craig Mokhiber, abogado de derechos humanos y exdiplomático de la ONU, “si todavía apoyas a Israel, debes conocer las reglas globales que estás estableciendo. A menos que seas un racista que piense que esto solo está permitido para los palestinos, estás diciendo que también puede estar bien matar a decenas de miles de británicos, estadounidenses o israelíes, destruir sus viviendas, iglesias, sinagogas, hospitales, asediarlos, matarlos de hambre, torturarlos, arrojarlos a mazmorras. Estas son las acciones que justificas. Este es el futuro que estás defendiendo. Este es el futuro que estás construyendo”.