Washington y Londres han autorizado el uso de sus misiles de largo alcance contra territorio ruso y, además, Biden ha aprobado el envío a Kiev de las polémicas minas antipersona
Análisis - Los misiles balísticos ATACMS estadounidenses no le bastan a Ucrania para vencer a Rusia
Los principales aliados militares de Ucrania están soltando la mano a Kiev cuando se cumplen 1.000 días de invasión rusa y a pocas semanas de que Donald Trump asuma la presidencia de EEUU.
Primero la Administración Biden cumplió una de las demandas más repetidas desde Kiev: la autorización para atacar territorio ruso con misiles de largo alcance. Un día después, Ucrania lanzaba su primer ataque con misiles estadounidenses (ATACMS) al otro lado de la frontera. Estos misiles tienen un alcance de 300 kilómetros.
Este miércoles, se ha producido también el primer ataque ucraniano en territorio ruso con los misiles británicos Storm Shadow, lo que sugiere que Reino Unido ha seguido la estela estadounidense. Las autoridades británicas no han comentado públicamente esta información.
Por último, el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, ha aprobado este miércoles el envío a Ucrania de minas antipersona de fabricación estadounidense, marcando un nuevo giro en la política de la guerra. Más de 160 países, incluido Ucrania, han firmado un tratado que prohíbe su uso, pero Kiev lleva tiempo solicitando este tipo de armamento.
“Los aliados están soltando la mano a Kiev. Hace semanas que Biden recibía presiones desde diversos ámbitos para que tomara esta decisión como un legado suyo de final de mandado”, dice a elDiario.es Carmen Claudín, investigadora especializada en Rusia del think tank CIDOB. “Con esta decisión de Biden, los europeos pueden seguir la estela más seguros”, añade.
Según el think tank estadounidense Institute for the Study of War “las restricciones a la capacidad de Ucrania para llevar a cabo ataques de largo alcance en territorio ruso permitían a Rusia mantener un espacio de santuario dentro de su retaguardia cercana y lejana y aprovechar ese santuario para sus operaciones militares contra Ucrania”. “Los ataques ucranianos de largo alcance contra objetos militares dentro de la retaguardia rusa son cruciales para degradar las capacidades militares rusas en todo el teatro de operaciones”, sostienen sus analistas.
Por su parte, Austin ha dicho que la decisión sobre las minas se ha producido ante la creciente dependencia de Rusia de los soldados de infantería para liderar sus asaltos. “Ucrania tiene la necesidad de elementos que puedan retrasar ese esfuerzo de los rusos. Han pedido esto y creo que es una buena idea”, ha señalado el secretario de Defensa.
El polémico armamento está prohibido, entre otras cosas, porque es indiscriminado y por el peligro que representa para la población civil a largo plazo. Varias ONG han criticado la decisión de Washington y recuerdan que su uso “no es ético”. EEUU sostiene que sus minas se pueden desactivar, por lo que dejarían de ser peligrosas. Rusia, que no ha firmado el tratado, también ha utilizado las minas antipersona a lo largo del frente en territorio ucraniano.
“Las minas antipersona y antitanque son una forma de compensar la falta de infantería de Ucrania. El minado ofensivo y defensivo es muy efectivo, permitiendo a Ucrania mantener territorio”, ha publicado el analista Michael Kofman en la red social Bluesky. “Muchas se lanzan ahora desde drones como forma de minado remoto y algunos tipos tienen temporizadores para anularlas”.
Por su parte, Rob Lee, analista del think tank Foreign Policy Research Institute sostiene que las minas podrían tener “un mayor impacto sobre el campo de batalla que el cambio de política con los ataques en territorio ruso con [misiles] ATACMS”. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha señalado que se trata de una herramienta “esencial” para detener el avance ruso.
“En mi opinión, la cuestión de fondo [de estas medidas] es si ahora esto es suficiente (nunca lo ha sido) y si llega a tiempo (hasta ahora siempre a destiempo”, dice Claudín.
Según el análisis del Institute for the Study of War, “Ucrania solo ha empezado a recibir recientemente los sistemas de armamento y las capacidades militares necesarias para librar operaciones de combate modernas a gran escala”.
“Las fuerzas ucranianas solo recibieron F-16 y entrenamiento de pilotos para operar F-16 en pequeñas cantidades en 2024. Las fuerzas ucranianas solo recibieron ATACMS por primera vez en otoño de 2023, después de que la contraofensiva ucraniana de 2023 hubiese terminado. Las fuerzas ucranianas solo recibieron carros de combate occidentales en pequeñas cantidades por primera vez a principios de 2023. Los sistemas y capacidades que Ucrania ha estado recibiendo son todos necesarios para llevar a cabo con éxito operaciones de combate multidominio a gran escala”, sostienen los analistas del think tank.
Se desploma el apoyo a la guerra entre ucranianos“Hay que enmarcar estas medidas [de los aliados de Ucrania] en una perspectiva de final de trayecto para esta guerra, no con la paz verdadera que se merecen los ucranianos, sino con una congelación de conflicto de características aún difíciles de discernir”, sostiene Claudín.
En este sentido, mientras los aliados occidentales aumentan su apoyo militar a Kiev, el porcentaje de ucranianos que defiende que hay que continuar combatiendo hasta ganar la guerra se ha reducido a la mitad, pasando de un 73% al inicio de la invasión al 38% actual, según una reciente encuesta de Gallup. Por su parte, el porcentaje de ucranianos que cree que Kiev debería buscar un final negociado a la guerra lo antes posible ha pasado de un 22% a un 52%. Entre aquellos que quieren una paz negociada, el 52% está abierto a concesiones territoriales.
Desde que Rusia lanzó su invasión, el frente de batalla ha permanecido principalmente en el este y en el sur del país. En 2022, esas regiones más expuestas al conflicto eran en las que menos porcentaje de población estaba dispuesto a seguir luchando, aunque una mayoría defendía la lucha. “Con el tiempo, el apoyo a la continuación de la guerra ha disminuido en todas las regiones de Ucrania, independientemente de su proximidad a la línea del frente. El apoyo ha caído por debajo del 50% en todas las regiones en 2024”, sostiene la encuesta.
Según información de la agencia Reuters con fuentes anónimas de Rusia, Moscú está dispuesto a congelar el conflicto en los actuales frentes para negociar un acuerdo con concesiones territoriales. Sin embargo, el portavoz del presidente Putin ha negado esta información.
“Estridencia nuclear” o riesgo realComo respuesta a este levantamiento de las restricciones y cambios de política por parte de los aliados, Rusia ha modificado su doctrina nuclear para autorizar el uso de este tipo de armamento ante ataques convencionales.
Moscú ha utilizado esta amenaza en varias ocasiones desde que comenzó la invasión y muchos analistas en Washington no lo consideran una amenaza real. “Estridencia nuclear rusa”, lo califica el Institute for the Study of War. “No representa un cambio sustancial en la amenaza del uso de armas nucleares”, añade.
En este sentido, EEUU no ha cambiado su doctrina nuclear y el Pentágono sostiene que no ha visto ningún cambio en la posición de Moscú al respecto. Por su parte, el alto representante de la UE para la política exterior, Josep Borrell, ha señalado que “no es la primera vez que Rusia amenaza con una escalada nuclear” y hacerlo cuando se cumplen los 1.000 días “tiene algo de simbólico”.
Pavel Podvig, investigador del UN Institute for Disarmament Research, opina que el uso del armamento nuclear en Ucrania no es actualmente una opción para Rusia “principalmente porque no ayudaría a alcanzar ningún objetivo militar y Rusia está avanzando ahora mismo”. Rusia logró en octubre sus mayores avances en el Donbás desde el inico de la invasión.
“Sin embargo, no puedo descartar que el Kremlin esté dispuesto a arriesgarse. Especialmente si Moscú siente que puede contar con una respuesta [internacional] débil y no sabemos si puede contar con ello”, añade en la red social Bluesky. La mejor forma de impedir un ataque nuclear es asegurarse de que políticamente es imposible consiguiendo que todo el mundo, incluso los aliados de Rusia o países neutrales, apoye esta posición, concluye el analista.