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El pulso de Trump y la división dejan ver las costuras de la OTAN y la UE

El pulso de Trump y la división dejan ver las costuras de la OTAN y la UE

El golpe al tablero que ha dado el presidente de EEUU precipita la conformación de "coaliciones de voluntad" para dar respuesta a la guerra en Ucrania al margen de las organizaciones multilaterales y con alianzas cruzadas que van desde Canadá hasta Turquía pasando por Reino Unido

La UE, sin Orbán, reafirma su apoyo a Zelenski frente a Trump: “No puede haber negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania”

La guerra en Ucrania revivió a la OTAN de la “muerte cerebral” que le había diagnosticado Emmanuel Macron en 2019.

El ataque de Vladímir Putin reactivó a los aliados contra un enemigo que había estado latente durante décadas. La alianza atlántica se recompuso para defender, en la medida de sus posibilidades, a Ucrania de su agresor y le señaló el camino de la adhesión. También la UE entró en el 'modo guerra'. Pero tres años más tarde de la invasión el golpe en el tablero geopolítico que ha dado Donald Trump, sumado a las divisiones que se han dado en el Viejo Continente durante todo este tiempo y a la salida del Reino Unido, está en duda el funcionamiento de las organizaciones multilaterales históricas y proliferan las 'coaliciones de la voluntad' para dar respuesta al actual desafío.

Trump ha dinamitado la estrategia de la OTAN (y la UE) respecto a la guerra en Ucrania al rebajar las expectativas ante una posible negociación con Putin. Lo hizo en la primera reunión interministerial de los aliados en Bruselas desde el arranque de su nuevo mandato a través del secretario de Estado, Pete Hegseth, que en un breve discurso redujo las condiciones para Rusia al cerrar la puerta de la OTAN a Ucrania y reconocer que tenía que renunciar a los territorios ocupados, como Crimea y el Donbás. También anticipó la desconexión de EEUU respecto a la seguridad de Europa, que ha dependido durante décadas de Washington.

A partir de ahí, los desplantes a la Unión Europea han sido la constante: amenazas de aranceles, marginación en el inicio de las conversaciones con Putin sobre Ucrania, plantón a la jefa de la diplomacia europea cuando ya estaba en Washington para reunirse con su homólogo, Marco Rubio... También a sus propios socios de la alianza atlántica a los que ha desafiado con no defender en caso de ataque (como estipula el artículo 5 de su carta fundacional, que sólo se activó tras los atentados del 11S) si no aumentan el gasto militar.

La UE se enfrenta así a un enorme problema con su socio más importante, pero lo hace con grietas internas que perjudican el paso a la acción. Eso ha obligado a los gobiernos europeos a hacer la 'guerra' por su parte. El último ejemplo fue la decisión de sortear el veto de Hungría a las conclusiones del Consejo Europeo sobre Ucrania mediante un texto secundado a 26. “Un país que está aislado no genera división”, expresó el presidente de la institución, António Costa, al acabar la reunión el jueves.

“Esto es cada vez más difícil. Por eso en la nueva iniciativa también hemos considerado la 'coalición de voluntarios', para que un país no pueda bloquear a todos los demás”, expresó la alta representante antes de esa cita. No obstante, la UE lleva desde 2022 haciendo equilibrismos y dando manga ancha a la imaginación en sus propuestas para intentar sortear el veto del ultraderechista Viktor Orbán, que ha aprovechado esa capacidad para chantajear a sus socios en todo lo que tenía que ver con Ucrania. Probablemente la vez más llamativa fue en la que se fue al baño para que el resto de jefes de Gobierno dieran el visto bueno a la apertura de negociaciones con ese país para su adhesión a la UE.

Sortear el veto de Hungría, y también de Eslovaquia, además de superar las resistencias de los denominados neutrales (Irlanda, Eslovenia y Austria) es lo que está empujando la proliferación de 'coaliciones de voluntad' para dar respuesta a Ucrania ante el nuevo escenario. Se trata de alianzas al margen de la arquitectura institucional de la UE o la OTAN en la que se va avanzando en posibles soluciones.

Uno de los ejemplos fue el de Emmanuel Macron al convocar una reunión del denominado Weimar+ (Francia, Alemania, Polonia, España, Italia y Reino Unido con presencia de la UE con Ursula von der Leyen y António Costa, además del secretario general de la OTAN, Mark Rutte). En esa cita abordaron la necesidad de aumentar el gasto militar y las fórmulas para garantizar seguridad a Ucrania ante un hipotético acuerdo. Los celos de algunos países, fundamentalmente del este de la UE, obligó a Macron a convocar una segunda cita.

La histórica alianza de Francia y Reino Unido

El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, que está intentando “reiniciar” las relaciones con la UE tras el Brexit, ha encontrado en el asunto de la seguridad el ámbito perfecto para ese reseteo. No es raro, en cualquier caso, que ese país se involucre en los asuntos militares dado que históricamente Francia y Reino Unido han sido los que han marcado la pauta al tener los principales ejércitos.

Y ahora está liderando, junto a Macron, los planes para Ucrania así como los contactos con Trump al respecto. No en vano ha sido Starmer el que ha bautizado la iniciativa como una “coalición de voluntad”, que retrotrae a la alianza que en 2003 condujo a la invasión de Iraq en defensa de EEUU.

Starmer amplió esa 'coalición de voluntad a Países Bajos, Suecia, Finlandia, Noruega, República Checa, Rumanía, Canadá y Turquía. Y con esos mimbres se empezó a trabajar en una propuesta de paz con Zelenski que pueda valer a Trump y también en el día después de la guerra a través del despliegue de tropas. La alianza con esos países se evidenció también este viernes en una videoconferencia en la que el presidente del Consejo Europeo informó a los jefes de Gobierno de Turquía, Reino Unido, Canadá, Noruega e Islandia de los resultados de la reunión de los 27 la víspera.

Según fuentes comunitarias, en esa cita “hicieron especial hincapié en la importancia de la cooperación con socios de la OTAN de ideas afines, tanto en términos de apoyo a Ucrania y para garantizar una paz justa y duradera, como en términos de seguridad y defensa europeas”, pero esa cooperación reforzada tiene que ser al margen de las estructuras tradicionales por el desafío de Trump y la división. Pero las fuentes comunitarias ponen precisamente en valor la voluntad de esos países de colaborar con la UE.

Los trabajos avanzan, además, a nivel técnico. Más allá de las reuniones de los líderes, Francia ha convocado un encuentro de los jefes de Estado Mayor de los países que están dispuestos a participar en las garantías de seguridad para Ucrania. Según explicó Macron tras la cumbre del jueves, ese foro permitirá las primeras “conversaciones exploratorias” a nivel técnico de los países dispuestos a enviar tropas para garantizar que un eventual acuerdo de paz sea respetado por Rusia. “Todos los países están invitados”, dijo el presidente francés, que precisó la presencia de algún representante militar estadounidense o del mando militar de la OTAN: “Intentamos evitar un alto el fuego que se negocie rápido y sin garantías”, recoge la Agencia EFE.

El JEMAD asistirá a esa reunión, aunque Pedro Sánchez ha enfatizado que es “prematuro” abordar esa cuestión cuando la guerra continúa. No obstante, el debate va avanzando tanto dentro y fuera de la UE con la gran incógnita de qué hará Trump y la duda de si sólo los europeos son capaces de defenderse y garantizar la seguridad a Ucrania.

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