Back to Top

Por qué Rumanía está a punto de elegir como presidente a un antiguo ultra de fútbol que admira a Trump

Por qué Rumanía está a punto de elegir como presidente a un antiguo ultra de fútbol que admira a Trump

La elección de George Simion este domingo sería un inquietante —pero comprensible— rechazo a la clase dirigente envuelta en la bandera de la UE mientras supervisaba años de estancamiento económico, corrupción y promesas incumplidas

Ultra de fútbol, trumpista y vetado por Ucrania: quién es George Simion, ganador de las elecciones en Rumanía

A primera vista, la campaña presidencial rumana, que se decidirá este domingo en segunda vuelta, podría parecer un referéndum sobre Europa.

El ultraderechista George Simion, exhooligan de fútbol que tiene prohibida la entrada en Ucrania por lo que Kiev califica “sistemáticas actividades antiucranianas”, arrasó en la primera vuelta con un 41% de los votos. Le siguió Nicușor Dan, alcalde reformista de Bucarest, con el 21% de los votos.

La carrera enfrenta a Nicusor Dan, un candidato proeuropeo tecnócrata, con un nacionalista altisonante que despotrica contra 'Bruselas' y promete anteponer el “interés nacional” a las obligaciones internacionales. Simion es un admirador del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su eslogan Make America Great Again (MAGA).

Si gana Simion, Rumanía corre el riesgo de convertirse en la próxima avanzadilla antiliberal dentro de la UE, sumándose a Hungría y Eslovaquia. Podría utilizar sus poderes presidenciales para paralizar la ayuda a Ucrania y socavar las negociaciones hacia una política climática y migratoria colectiva, al tiempo que siembra más desconfianza en las instituciones de la UE.

Lo cierto es que “proeuropeo” y “antieuropeo” son sólo etiquetas. Ocultan el hecho de que lo que los rumanos realmente rechazan es una clase política nacional que se ha envuelto en la bandera de la UE mientras supervisaba años de estancamiento económico, corrupción y promesas incumplidas. Según una encuesta de este año, casi el 90% de los rumanos apoya la adhesión a la UE y a la OTAN.

Ambos candidatos presidenciales son, a su manera, antisistema. Mientras Dan se labró su carrera luchando en los tribunales contra oscuros magnates inmobiliarios y políticos, Simion se labró la suya mostrando indignación televisada y encendidos discursos que hablaban de la frustración de la población con las élites políticas.

Simion cuenta con el apoyo de Călin Georgescu, el polémico candidato cuya sorprendente victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de diciembre fue anulada por el Tribunal Constitucional de Rumanía tras acusaciones de injerencia rusa.

Simion ha adoptado un tono similar, pero no ha pedido abiertamente que Rumanía abandone la UE o la OTAN. A diferencia de Georgescu, ha calificado a la Rusia de Putin de “amenaza” para Europa, aunque también ha criticado la ayuda militar a Ucrania, haciéndose eco del posicionamiento de Donald Trump ante la guerra.

La diáspora rumana representó alrededor del 10% del total de votos en la primera vuelta. Más de la mitad de ellos apoyaron a Simion. Se trata de rumanos que viven y trabajan en países como España, Alemania, Reino Unido y Francia, y que se benefician directamente de las libertades y la estabilidad económica que proporciona la UE. Es poco probable que estos votantes rechacen a “Occidente” o a la UE como tal, sino más bien a una clase política nacional a la que culpan de desaprovechar las oportunidades que ofrece la pertenencia a la UE, y del hecho de que ellos tuvieran que abandonar su país de origen.

Sin embargo, la reputación de la UE está sufriendo un duro golpe con el ascenso de Simion. Y es que los objetivos de sus ataques son los sucesivos gobiernos rumanos proeuropeos, dominados por los partidos del establishment que prometieron prosperidad, pero presidieron la malversación de fondos para infraestructuras, no modernizaron los hospitales y retrasaron los proyectos de autopistas que se habían prometido a los rumanos desde hacía tiempo, todo ello mientras el dinero de la UE entraba a raudales. En la actualidad, Rumanía registra el mayor nivel de inflación de la UE, combinado con unos salarios bajos y unos impuestos elevados.

Las restricciones durante la pandemia de COVID-19, consideradas en general como intentos de mano dura para controlar las libertades personales, y la alineación del Gobierno con la política de la UE sobre Ucrania han acentuado la frustración ciudadana con sus gobernantes.

Según Elena Calistru, activista rumana y experta en gobernanza, el planteamiento de Simion es más sofisticado que el de Georgescu, que proponía abiertamente la salida de la UE y de la OTAN. Calistru afirma que “Simion está sembrando una profunda desconfianza en las propias instituciones democráticas y está promoviendo discursos que presentan a Rumanía como un país de segunda clase en Europa, tratado como una colonia por la UE y susceptible de verse arrastrado a conflictos exteriores”.

Su discurso tiene algo de verdad. Rumanía se quedó fuera del espacio Schengen hasta principios de este año y los trabajadores migrantes rumanos llevan mucho tiempo sufriendo humillaciones en el extranjero, ya sea como peones de la construcción explotados en los Países Bajos o como cuidadores en Italia, a menudo trabajando en condiciones que rozan la esclavitud moderna. Estas frustraciones han alimentado un sentimiento más amplio de agravio por lo que muchos consideran un doble rasero aplicado a los nuevos Estados miembros de la UE.

El ascenso de Simion no tiene tanto que ver con la política como con la identidad nacional. Su lema de campaña es “Respeto”, algo que muchos rumanos, incluidos los trabajadores migrantes de la diáspora, anhelan. En un discurso tras su victoria en la primera vuelta dijo: “La Rumanía con la que sueñas, la Rumanía a la que quieres volver, la construiremos juntos”.

Estas elecciones marcarán el fin de una era. El periodo de transición de Rumanía de la dictadura a la democracia ha terminado. Por primera vez en la historia, tanto en las elecciones anuladas de diciembre como ahora en la segunda vuelta, ninguno de los partidos del establishment llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Los rumanos no acudirán a las urnas el 18 de mayo para decidir si quieren pertenecer a la UE, porque en su inmensa mayoría sí quieren. Lo que realmente votan es cómo hacer frente a un sistema quebrado. Tienen que elegir entre reforma y cooperación internacional o aislamiento y nacionalismo.

Andrei Popoviciu es periodista de investigación rumano.

Cron Job Starts