La Guerra Civil española (1936-1939) decidió el compromiso de izquierdas de Pablo Neruda y su primera acción política, hacer posible que más de 2.000 exiliados españoles llegaran a Chile a bordo del buque Winnipeg, travesía que el próximo 2 de septiembre cumplirá 80 años de su arribo a puerto.
Desde su puesto en París como cónsul especial para la inmigración española, Neruda se encargó de engarzar las acciones de los distintos actores comprometidos en la evacuación de los exiliados españoles desplazados en Francia para que el viaje del Winnipeg fuese una realidad.
Tiempo después sería elegido senador y se afiliaría al Partido Comunista, pero la empresa del Winnipeg es definida por algunos especialistas como la culminación del proceso de toma de conciencia política e ideológica del poeta.
Fue su "primera acción política", afirmó a Efe el director de la Fundación Pablo Neruda, Fernando Saez.
"Yo los puse en mi barco (...). Mi navío esperaba, con su nombre remoto, Winnipeg, pegado al malecón del jardín encendido, a las antiguas uvas acérrimas de Europa", versó años después el poeta en "Misión de amor".
Neruda quedó profundamente marcado por el conflicto español, cuyo inicio le encontró en Madrid como cónsul de Chile.
La guerra le alejó de toda una generación de poetas e intelectuales con los que había coincidido en la capital de España y le arrebató a su amigo Federico García Lorca.
"Seguiría siendo diplomático chileno hasta 1943 y no es hasta 1945 cuando se descubre públicamente como militante comunista, pero la Guerra de España es decisiva en su evolución política", explicó a Efe el escritor español Mario Amorós, autor de una biografía del poeta.
Cuando en 1939 el entonces presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda, le envió a París como cónsul para la inmigración española, Neruda concentró sus esfuerzos en darle una salida a españoles que tras la Guerra Civil se encontraban refugiados en Francia en condiciones de hacinamiento.
Consiguió así disponer de un buque de carga francés botado después de la Primera Guerra Mundial, preparado para transportar mercancías y a un máximo de alrededor de cien personas, pero que fue modificado para albergar a más de 2.000 pasajeros: el Winnipeg.
No sé sabe con certeza el número de españoles que subieron al barco, 2.100, 2.130, 2.201..., pero de la elección de los pasajeros de entre los casi medio millón de refugiados que se encontraban en Francia también se encargó Neruda.
Solicitó que una parte de los elegidos fuesen maestros e intelectuales, pero el Gobierno de Chile pidió que embarcaran sólo "hombres de trabajo", obreros cualificados de la agricultura, la pesca, la industria textil, la gastronomía, etc.
"Todos eran republicanos militantes de los partidos del Frente Popular español, pero se priorizó su capacidad laboral por encima de su condición política", relató Amorós.
"Labriegos, carpinteros, pescadores, torneros, maquinistas, alfareros, curtidores: se iba poblando el barco, que partía a mi patria. Yo sentía en los dedos, las semillas de España, que rescaté yo mismo y esparcí, sobre el mar, dirigidas a la paz de las praderas", continuó relatando Neruda en el poema "Misión de amor".
Después de varios meses de gestiones, el 4 de agosto de 1939 el Winnipeg zarpó desde el puerto fluvial de la localidad francesa de Pauillac.
Tras una escala en la ciudad de Arica, en el note de Chile, donde descendieron 24 pasajeros, la noche del 2 de septiembre de 1939 el Winnipeg llegó al puerto de Valparaíso, teniendo lugar el desembarco en la mañana del día siguiente.
"El Winnipeg es la mayor manifestación de solidaridad de Neruda con la República española", aseveró Amorós.
"Es una gesta, es una obra colectiva encadenada por Neruda pero con una gran participación del Gobierno en el exilio de la República española, del Gobierno de Chile y del pueblo chileno, que acoge a los españoles de una manera maravillosa", agregó.
La llegada de los exiliados españoles marcó un antes y un después en la historia de Chile, expresó por su parte Sáez, porque llevó al país suramericano "la semilla de un pensamiento más libre y de una cultura más profunda".
"Quedó demostrado que una migración de esta magnitud crea condiciones de vida novedosas y positivas para el país que recibe a los inmigrantes", afirmó.
Años después, Neruda se refirió a la hazaña del Winnipeg como su mejor poema: "Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie".
Rubén Figueroa