El enviado de las Naciones Unidas para Bolivia, Jean Arnault, se reunió este sábado con la presidenta transitoria, Jeanine Áñez, en el marco del trabajo del organismo que busca la "pacificación" del país y la convocatoria a nuevas elecciones.
Arnault se reunió con Añez en el marco de una visita de protocolo en el Palacio de Gobierno de La Paz para iniciar desde este domingo otros encuentros con actores sociales y políticos del país.
El funcionario del organismo global apuntó que las prioridades son la búsqueda acelerada de "una solución pacífica a esta crisis" y la urgencia de "apresurar y acelerar" una salida política.
"Me doy cuenta de que hay varios esfuerzos que nos alientan mucho precisamente en la dirección de buscar una salida política. Esperamos que Naciones Unidas pueda hacer su contribución a este proceso", señaló a los medios tras el encuentro con la mandataria interina.
Aunque no dio detalles de las reuniones que sostendrá, Arnault explicó que viajará a distintas regiones de Bolivia para establecer encuentros "con una multiplicidad de actores políticos y sociales" para establecer criterios de "no violencia", "protección de la vida" y "necesidad urgente de diálogo".
Bolivia ha vivido horas críticas tras que se confirmara la muerte de nueve manifestantes, todos heridos de bala y partidarios de Evo Morales, en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad en la ciudad cochabambina de Sacaba en el centro del país.
Esa protesta estaba conformada en su mayoría por cocaleros, sindicalistas y campesinos, afines al político ahora asilado en México.
La refriega también ha dejado unos 115 heridos que, de acuerdo a la información brindada a Efe por la Defensoría del Pueblo de esa región, en su mayoría han recibido impactos de proyectiles y cuyo estado de salud es incierto.
El Gobierno interino ha dado distintas versiones sobre esos sucesos y ha manejado hipótesis que apuntan a grupos armados compuestos por extranjeros, además, de la posibilidad de que varios de los muertos hayan recibido proyectiles que emanaron de la propia masa de manifestantes.
Los enfrentamientos, que comenzaron después de las elecciones del pasado 20 de octubre, han dejado 22 muertos y más de 500 heridos que incluyen a sectores que protestaban contra y a favor de Evo Morales, según los datos de la Defensoría del Pueblo.
El Gobierno de transición abrió la posibilidad de iniciar acercamientos con los sectores más radicales como los cocaleros oriundos del trópico de Cochabamba, una base social que tradicionalmente ha mostrado un apoyo inquebrantable hacia Morales.