Estados Unidos está sopesando la posibilidad de convocar la próxima semana una reunión en la ONU sobre los abusos de derechos humanos en Corea del Norte, una cita contra la que ha advertido Pionyang y que llegaría en un momento de aumento de la tensión entre los dos países.
"No hemos tomado una decisión sobre si habrá o no una reunión el 10 de diciembre", dijo este viernes la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Kelly Craft, quien este mes preside el Consejo de Seguridad.
Durante varios años, Washington impulsó debates sobre la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, una práctica que dejó de lado el pasado año al no tener apoyo suficiente dentro del Consejo, donde se necesita el respaldo de 9 de los 15 miembros para proceder con reuniones de este tipo.
En años anteriores, China había fracasado en sus intentos de evitar la discusión, pues EE.UU. había conseguido recabar habitualmente los 9 votos requeridos.
En esta ocasión, según explicó Craft, Washington todavía no ha decidido si promover o no la reunión, que se ha estado barajando para el próximo martes.
Esta semana, la representación de Corea del Norte ante la ONU advirtió en una carta de que la celebración de ese encuentro supondría una provocación y acarrearía una respuesta por su parte.
La cuestión llega en un momento de especial tensión, con el diálogo sobre desnuclearización atascado y Pionyang insinuando que podría volver a probar armas nucleares y misiles de largo alcance.
Este martes, el vicecanciller norcoreano, Ri Thae-song, subrayó que se está agotando el plazo que dio hasta fin de año a EE.UU. para proponer ofertas alternativas para avanzar.
"Lo que queda ahora pendiente es la opción de EE.UU. y depende totalmente de EE.UU. el tipo de regalo de Navidad que elegirá recibir", añadió Ri.
Los expertos creen que, de no haber avances en las negociaciones en las próximas semanas, el régimen podría empezar a realizar ensayos con armas más peligrosas a partir de enero.
Las negociaciones bilaterales no han avanzado desde la fracasada cumbre de febrero en Hanói, donde Washington consideró insuficiente la oferta de Pionyang referente al desmantelamiento de sus activos nucleares y se negó a levantar sanciones económicas.
Tampoco sirvió para desatascar la situación una reunión celebrada en Estocolmo a principio de octubre.
Según Craft, los miembros del Consejo de Seguridad están unidos en su preocupación por los ensayos con misiles balísticos y siguen discutiendo regularmente la cuestión a puerta cerrada.
Sobre la situación de los derechos humanos, la diplomática recalcó que es algo que importa mucho a Estados Unidos y al presidente, Donald Trump, ya sea en Corea del Norte o en cualquier otro país.