Un exguerrillero de las FARC, un exparamilitar y un general en retiro se fundieron este martes en un abrazo de reconciliación para rechazar la violencia y tratar de sacar a flote la paz del país.
En el acto de reconciliación, que tuvo lugar en el atrio de la Iglesia de San Pedro Claver en Cartagena de Indias, participaron el exguerrillero Pastor Alape, el exparamilitar Alcides Mattos y el general retirado de Infantería de Marina Rafael Colón.
El presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita Francisco De Roux, que promovió esta iniciativa, destacó que estos tres representantes del conflicto armado, que azotó a Colombia durante más de 50 años, relataron sus vivencias, cada uno desde la óptica del bando al que perteneció.
Los testimonios que los tres antiguos enemigos ofrecieron ante más de un centenar de personas tuvieron como denominador común la conclusión de que la violencia no trajo más que dolor a las comunidades y campesinos que quedaron en la mitad de la guerra.
El general en retiro Rafael Colón afirmó a Efe que las principales causas por las que no ha avanzado el acuerdo firmado en noviembre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC es porque se ha instrumentalizado con fines políticos.
"Cuando la paz se instrumentaliza por la política la paz no tiene cabida, por eso es que ha sido tan difícil alcanzar la paz", aseguró Colón, quien en sus años de servicio activo combatió tanto a los paramilitares como a las guerrillas de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Colón añadió que los opositores a la paz "por su misma mezquindad desconocen las bondades de la paz" y explicó que "solo es dar una vuelta por las regiones más agrestes del país donde más ha habido conflicto para observar que los campesinos avanzan en proyectos productivos".
Según el oficial retirado, los opositores al acuerdo con las FARC y la extrema derecha han transformado a la paz en un "instrumento para mantenerse en el poder".
Criticó también a la extrema izquierda y dijo que ambas corrientes son "tóxicas y están dividiendo al país".
El general manifestó que para alcanzar una paz estable y duradera en Colombia "es necesario construir una institucionalidad fuerte (...) que le apueste a la comunidad y esté cerca de ella".
Por su parte, Alape, hoy miembro del Consejo Nacional de Reincorporación (CNR), dijo a Efe que ve que en el camino hacia la paz no pueden existir las armas como las que volvió a empuñar la semana pasada su excompañero de las FARC Luciano Marín, alias "Iván Márquez".
"La paz es como el nuevo campo de batalla donde las fuerzas progresistas tienen un escenario", subrayó.
Alape recordó la tragedia que produjo en 2002 el ataque al caserío de Bojayá, en el selvático departamento del Chocó, donde una bomba lanzada por las FARC durante un combate con paramilitares cayó en una iglesia donde la gente de la zona se refugiaba, causando al menos 74 muertos.
"Nuevamente pido perdón y espero que en algún momento todas las personas que afectamos con esta guerra nos puedan perdonar", afirmó.
A su turno, el exparamilitar Mattos contó que la guerra le robó su juventud porque cuando era menor de edad, a los 16 años, fue reclutado por el Ejército y al terminar su servicio militar se unió a las filas paramilitares que operaban en el departamento del Cesar al mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias "Jorge 40".
"La guerra es un negocio, mientras los pobres nos matamos los que financian y propician la guerra se enriquecen y se llenan de dinero", dijo a Efe este exparamilitar que hoy trabaja como constructor de paz.
Mattos dijo que para alcanzar la paz "primero tiene que conocerse la verdad completa, no dejar a ningún actor del conflicto por fuera", pero advirtió que la verdad hay que protegerla para que no genere venganzas.
Durante el acto también fueron escuchadas unas víctimas del conflicto que hoy son líderes sociales y que explicaron los vejámenes que sufrieron durante el conflicto armado.
Ricardo Maldonado Rozo