La Policía brasileña ha comenzado a desmontar el campamento desde el que los radicales bolsonaristas lanzaron su ataque horas después de que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inspeccionara los graves destrozos en las sedes de los tres poderes del país, en un intento frustrado por derrocarlo del poder que se ha saldado con al menos 300 detenidos.
A primera hora de este lunes, reforzados por tropas del Ejército, agentes de la Policía Militarizada de Brasilia han ordenado el desalojo y han bloqueado los accesos al campamento que los extremistas habían instalado frente al cuartel general del Ejército tras las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques de este domingo.
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