En la UE intentan mandar un mensaje de tranquilidad por la preparación que hay en el continente en comparación con el primer mandato de Trump. Lo cierto es que vuelve a la Casa Blanca en un momento en el que la competitividad de los socios europeos es cuestionable y con una guerra a las puertas del club
Trump se dispone a tomar el control absoluto de EEUU
La victoria de Donald Trump es una mala noticia para prácticamente todas las capitales europeas, salvo en Budapest, donde el ultraderechista Viktor Orbán se prepara para descorchar champán en la cena en la que será el anfitrión de los líderes europeos –Pedro Sánchez ha excusado su presencia por la emergencia de la DANA– con motivo de la celebración de la Comunidad Política Europea y el Consejo Europeo informal.