20MINUTOS.ES
En 2018, la minería web podría haber consumido hasta 18,8 gigavatios de energía eléctrica.Según Kaspersky, hay que prevenir el criptojacking por seguridad y por el medio ambiente.La minería web es un método de minado de criptomoneda que se aprovecha de los visitantes de una web al transformar la capacidad de sus dispositivos en criptomonedas mientras el navegador está encendido o ejecutándose en segundo plano. En algún caso, la página puede notificarlo y pedir al usuario su consentimiento. En ese caso, explica que el minado es para monetizar la web y que no haya necesidad de anuncios o suscripciones de pago.
De uno u otro modo, la minería web (o criptojacking) es una amenaza a la que pueden estar expuestos muchos usuarios sin apenas darse cuenta. Solo lo sabrían si revisan el código fuente de una página web o si notan que ciertos recursos web sobrecargan sus dispositivos cuando se abren.La minería web suele considerarse una actividad inocente que no da lugar a pérdidas significativas de dinero y solamente consume una pequeña cantidad de energía. Un estudio de Kaspersky lo desmiente. En 2018, la minería web podría haber consumido hasta 18,8 gigavatios de energía eléctrica.Según esta investigación sobre el impacto económico y ambiental de la minería web, este dato es comparable al 70% de la tasa de consumo eléctrico de España y al mismo tiempo evidencia que el impacto ambiental de la minería web ronda las 800 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero o CO2.En Kaspersky analizaron las estadísticas de prevención de la actividad de la minería web en 2018. Así llegaron a la conclusión de que, si bien las pérdidas individuales pueden considerarse insignificantes, el impacto global es nefasto.Según estos cálculos, la cantidad de energía consumida a través de la minería web podría alcanzar los 1.670 megavatios por hora (MWh), a menos que la página web bloquee el código responsable del inicio de la minería. Traducido en emisiones de dióxido de carbono, ese dato equivale a unas 800 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera en 2018, según los niveles medios de la Agencia Internacional de la Energía.La cantidad de energía necesaria para ello sería, según Kaspersky, más de tres veces superior a la producción de la central nuclear de Chernóbil en el año anterior a su incidente. Según el investigador de seguridad, Alexey Malanov, "la prevención de este tipo de operaciones no es solo una cuestión de ciberseguridad, sino que también contribuye indirectamente a salvar el medio ambiente".