El Embalse de Valdecañas, en la provincia de Cáceres, guarda oculta una joya patrimonial como pocas en España. Se trata de un monumento megalítico de entre 4.000 y 5.000 años de antigüedad que ahora ha emergido de las aguas del Río Tajo. La inusual bajada del nivel del pantano, a causa de la fuerte sequía que arrastra la zona y de varios desembalses, ha dejado al descubierto el llamado ‘Dolmen de Guadalperal’.
En alguna ocasión, cuando el agua escaseaba, podía observarse parcialmente entre las aguas, pero no se veía al completo desde la construcción del embalse a principios de los años sesenta del siglo pasado. El ‘Stonehenge español’, como ya lo han bautizado algunos medios, se encuentra en el término municipal de El Gordo, pero a sólo cinco kilómetros del municipio cacereño de Peraleda de la Mata, de no más de 1.400 habitantes.
Actualmente queda un centenar de piedras de granito, muchas de ellas aún en pie, aunque muchas otras yacen ahora tumbadas por la acción del agua. Todavía se aprecia la forma ovalada de la cámara principal, de unos cinco metros de diámetro. También restos del corredor de dólmenes de veinte metros que, en su momento, unía la ribera del Tajo con el monumento. La entrada la preside un gran menhir esculturado que esconde otro secreto. De desvelarlo se ha encargado Ángel Castaño, vecino de Peraleda de la Mata y presidente de la Asociación Cultural ‘Raíces de Peraleda’.
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