La situación en 2023 es igual de lamentable. A criterio de la Academia de Hollywood, ninguna mujer se ha ganado este año su candidatura en la citada categoría. Una omisión inexplicable teniendo en cuenta los nombres que se han quedado fuera para ceder, una vez más, su espacio a los hombres. El privilegio que ha recaído esta vez en Martin McDonagh (Almas en pena de Inisherin), Daniel Kwan y Daniel Scheinert (Todo a la vez en todas partes), Steven Spielberg (Los Fabelman), Todd Field (Tár) y Ruben Östlund (El triángulo de la tristeza).
Es llamativo no encontrar en el quinteto finalista a autoras como Charlotte Wells con su obra Aftersun. O a María Schrader por Al descubierto. El caso más llamativo es el de Sarah Polley, ya que su largometraje Ellas hablan sí está nominado a Mejor Película y Mejor Guion Adaptado. Tampoco hay mujeres que opten a Mejor película internacional, en la que podrían haber entrado Carla Simón por Alcarràs (Oso de Oro en la Berlinale), Alice Diop por Saint Omer, el pueblo contra Laurence Coly (Gran Premio del Jurado y Mejor ópera prima en el Festival de Venecia 2022) o Audrey Diwan por El acontecimiento (León de Oro en el Festival de Venecia 2021).
Resulta extraño que Aftersun no haya optado al Oscar a Mejor Película. De igual manera su directora, Charlotte Wells, merecía la nominación, que al menos sí ha logrado el protagonista de su filme, Paul Mescal. La ópera prima de la cineasta escocesa fue una de las grandes revelaciones de 2022. Un retrato delicadísimo, doloroso y auténtico de la relación entre un padre y una hija que mantiene el corazón en un puño durante todo el metraje. Lo hace a través del recuerdo y evocación de las últimas vacaciones de verano que pasaron juntos en Turquía; de las que Sophie (Francesca Corio / Carlia Rowlson-Hall) conserva imágenes tomadas con una cámara de vídeo que se entremezclan con lo que imagina.
"Las grabaciones que tenemos son casi como puntos de referencia, como una mitología sobre la que se construye el recuerdo. Y, en cierto punto, creo que es difícil saber si uno recuerda el momento o si recuerda la imagen, la sensación del momento frente a la sensación de mirar la imagen... me parece muy complicado", reconoció Wells a elDiario.es. La sutileza en la dirección de la directora, que consigue traducir en secuencias lo libre que es muchas veces la memoria, merecía un reconocimiento mayor.
Tras haber logrado la nominación a Mejor Película y Mejor Guion Adaptado, es llamativo que Sarah Polley no opte igualmente a Mejor dirección. Su filme es la adaptación de la novela de Miriam Toews que narra los abusos sufridos por las mujeres de una comunidad religiosa menonita. La cineasta canadiense ahonda en el filme sobre la opresión del patriarcado de forma poética, emocionante y funcionando una bofetada a la cultura de la violación. El ejercicio de traslación a la pantalla no fue sencillo, ya que lo que el libro contenía eran las actas de las discusiones entre el grupo de mujeres que, tras descubrir que habían sido víctimas de abusos sexuales, debían decidir qué hacer: irse de la comunidad dejando allí a los hombres, quedarse y combatir, o no hacer nada.
La propia directora explicó a elDiario.es la importancia de su temática, por cómo pese a estar inspirada en una historia real que sucedió en Bolivia entre 2005 y 2009, "tiene una resonancia y una calidad atemporal en términos de la lucha por la que están pasando estas mujeres". Frances McDormand, Claire Foy, Rooney Mara y Jessie Buckley encarnan a sus protagonistas.
Al descubierto es una película sumamente combativa, comprometida y eminentemente política en la que Maria Schrader mostró cómo el feminismo y el periodismo acabaron con Harvey Weinstein. El filme narra la investigación que llevaron a cabo las dos periodistas del New York Times Jodi Kantor y Megan Twohey que destaparon el caso, aquí interpretadas por Carey Mulligan y Zoe Kazan. El largometraje adapta el libro que ellas mismas escribieron y llegó cinco años después de que su información lo cambiara todo al desvelar que uno de los productores más poderosos de la industria había cometido decenas de abusos sexuales y de poder durante décadas.
La directora construyó una cinta que combina los dolorosos y frustrantes testimonios de la víctimas, la propia intrahistoria de la labor de las dos informadoras, las trabas con las que se toparon y la necesidad imperiosa de acabar revelando las atrocidades que había cometido Weinstein. Una figura a la que concede la importancia justa, sin mostrar nunca su rostro ni la violencia que ejerció de manera explícita. El poder y la palabra lo ostentan el relato de las mujeres de las que abusó. Entre ellas, Ashley Judd, que se encarna a sí misma. Ella fue la primera estrella que aceptó hacer pública su experiencia a cara descubierta, convirtiéndose en una figura clave de la investigación.
Es posible que Laura Poitras sí suba al escenario a recoger un Oscar el próximo domingo, en la categoría de Mejor Documental, por La belleza y el dolor. Título que también podría haberle permitido estar entre el quinteto de cineastas nominados a Mejor dirección. Esta apuesta podría haber sido un avance dentro de la Academia, abriendo las puertas de la categoría a las y los autores de género documental. Quien sí dio un golpe encima de la mesa por su obra fue el jurado del pasado Festival de Venecia, presidido por Julianne Moore, que decidió otorgarle el León de Oro. El largometraje traza un arco narrativo que une el sida en la Nueva York de los 80 y 90 con la crisis actual de los opioides, a través del trabajo de la fotógrafa Nan Goldin.
Basada también en una episodio real, Chinonye Chukwu contó en esta cinta la historia de Mamie Till-Bradley, una mujer cuyo hijo de 14 años fue asesinado en un linchamiento en 1955 en Estados Unidos. El crimen sirvió de punto de inflexión para que se pusiera el foco en el racismo estructural y endémico de una sociedad que seguía segregando, marginando y hasta fomentando estos homicidios. Till decidió dejar el ataúd de su hijo abierto para que el mundo entero viera su rostro deformado por los golpes, incluida la prensa.
Danielle Deadwyler, intérprete de su protagonista, lo explicó de esta manera en elDiario.es: "Cuando no miramos hacia los oprimidos, cuando somos testigos pero no denunciamos las atrocidades que ocurren, las cosas persisten". Tras conocerse las nominaciones, la directora fue muy crítica con la Academia de Hollywood en sus redes sociales. "Vivimos en un mundo y trabajamos en industrias que están agresivamente comprometidas con sostener la supremacía blanca y perpetuar una misoginia descarada hacia las mujeres negras", escribió.
El largometraje de Gina Prince-Bythewood es una epopeya inspirada en hechos reales que cuenta la historia de las Agojie, la unidad militar formada únicamente por mujeres que protegió a Dahomey, uno de los reinos más poderosos de África en los siglos XVIII y XIX. El filme sigue a su líder Nanisca, interpretada por Viola Davis, que se encarga de reclutar y entrenar física y mentalmente a las guerreras. El resultado es un filme inspirador de aventura y acción, cuya relevancia ya nace del episodio que rescata. Su directora sí que fue nominada en los Premios BAFTA.