Han pasado más de 30 años y su historia permanece intacta en el imaginario –y en unos cuantos corazones– colectivo. Es universal hasta la médula, en gran parte gracias a su prodigiosa música compuesta por Alan Menken, que fue reconocida con dos premios Oscar: Mejor banda sonora original y Mejor canción original por A Whole New World (Un mundo ideal). Sus melodías son una de las principales culpables de que, más de tres décadas después, su capacidad de emocionar se mantenga intacta y convierta el musical basado en el filme, recién estrenado en la Gran Vía madrileña, en un auténtico deleite.
El espectáculo llega de la mano Stage Entertainment España, productora responsable del montaje de El Rey León que lleva desde 2011 batiendo récords en la acera de en frente de la famosa avenida madrileña. También sacaron adelante títulos como La Bella y la Bestia, Anastasia, Tina y Los Miserables. Aladdín aterrizó este viernes en un Teatro Coliseum que, siendo el único 'pero' al que se enfrenta la función, da la sensación de que se le queda pequeño. La puesta en escena, con continuos cambios de decorado y un elenco que llena continuamente las tablas, saca el máximo partido a un espacio que, de poder ampliarse, llenarían sin rebajar un ápice su nivel y consiguiendo un resultado aún más vistoso.
Pero que el elenco permanezca. Con David Comrie en la piel del Genio han hallado el mejor maestro de ceremonias posible para una obra tan conocida y querida por el público. El intérprete panameño viajó a España para protagonizar precisamente El Rey León, donde encarnó a Mufasa en sus seis primeras temporadas. Junto a él brillan Roc Bernadí como Aladdín, previo paso por Ghost y Kinky Boots; y Álvaro Puertas como Jafar, que ha participado en títulos como Nine, Company y La Bella y la Bestia. La otra joya de la corona del reparto es Jana Gómez, que parece haber hecho del Teatro Coliseum su casa desde que con 10 años pisara por primera vez su escenario dando vida a Chip en La Bella y la Bestia. Recientemente protagonizó también en él Anastasia.
Aladdín inició su andadura en Broadway en 2014. "Cuando dieron la noticia de que iban a hacerlo por fin, dije: ¿Cuándo lo traen a España?", reconoce a este periódico Puertas, intérprete del villano. Desde entonces ha reunido a 14 millones de espectadores por todo el mundo antes de su desembarco en Madrid, para el que han incluido guiños locales en su guion. El más llamativo es el irónico dardo que lanzan a Juan Carlos I, al sugerirle a Aladdín que pida como deseo "una pirámide para pasárselo en grande como el rey emérito en Arabia Saudí".
La obra respeta la archiconocida historia del filme de Disney, con música y voces en directo y las canciones –hay alguna nueva– son en castellano. Un joven sin recursos sobrevive en la ciudad de Ágrabah teniendo que robar para poder comer; hasta que un día todo cambia al cruzarse en el mercado a la princesa Jasmine, cuya identidad desconoce. Ella, por su parte, está descubriendo en ese momento lo que implica caminar por las calles tras escaparse del palacio, harta de recibir a pretendientes que quieren casarse con ella.
En seguida se enamoran, pero su posible romance tendrá que enfrentarse con dos grandes enemigos: la diferencia de clase y Jafar. Un hombre cuyo máximo deseo es convertirse en sultán y está dispuesto a hacer todo lo posible para conseguirlo. Aladdín, por su parte, contará con la ayuda del Genio de la lámpara, cuyo tema Friend like me (Un Genio genial) es uno de los momentos culmen de la función, con referencias a otros clásicos como La Sirenita y La Bella y la Bestia.
Lo que en la película eran animales, en la función se traduce en personas. El entrañable mono Abú ha sido intercambiado por tres amigos inseparables del protagonista: Kassim (Josep Gámez), Babkak (Robert Matchez) y Omar (Alex Parra). Mientras que el loro Iago se mantiene como súbdito de Jafar, aquí en la piel de un muy divertido Ian Paris. El musical no incluye todas las escenas de la película, pero sí que mantiene las más importantes. Entre ellas, la de Aladdín y Jasmine sobrevolando en alfombra la ciudad, que está muy bien lograda en cuanto a puesta en escena, manteniendo intacta la magia a ritmo de Un mundo ideal.
Ser un título tan icónico es algo que a sus intérpretes dio "respeto" desde el inicio, aunque Roc Bernadí reconoce a este medio que, "está tan bien escrito que una vez se levanta el telón, te olvidas de esa presión". "Hemos pasado a Aladdín y Jasmine por nosotros y eso aporta una parte de realidad, humanidad y naturalidad que ayudan a que la gente se sienta todavía más identificada con los personajes", suma a elDiario.es su compañera Jana Gómez.
El largometraje, que a su vez estaba basado en la historia Aladino de la colección de cuentos populares de Las mil y una noches, fue estrenada en 1992. Un contexto distinto al actual, pero para el que ha envejecido bien. El actor valora que, pese a que "es un musical que no tiene una intención politizada, Aladdín no deja de ser un crío que vive en la calle, que roba para sobrevivir y manifiesta que el sistema funciona mal". "Su motor es que hay una injusticia que tiene que cambiar y quiere tener el poder para poder hacerlo", añade, "es una historia de la libertad y de que cada uno tenga sus oportunidades". "Encaja mucho en el momento en el que estamos", defiende.
Gómez, por su parte, sostiene que "la Jasmine que encarna ahora es mucho más empoderada, madura e independiente, que lucha por sus derechos, el poder de decisión que quiere tener y su libertad". "Eso aporta un toque mucho más actual. Todas las mujeres se pueden sentir identificadas con ella y con el conflicto que tiene", afirma. En efecto, la temática de Aladdín es en sí uno de sus principales alicientes, en la que igualmente destaca su reivindicación de ser uno mismo.
Acaba de empezar a representarse, pero el musical lo tiene todo para conseguir repetir la fórmula de éxito de El Rey León. Al igual que la historia de Simba, Nala, Mufasa y compañía; Aladdín es uno de los grandes clásicos de Disney, a la altura de títulos como La Bella y la Bestia y La Sirenita. De los que ocupan, siempre, los primeros puestos en los ranking de los mejores largometrajes de la Factoría del Ratón.
Su maravillosa banda sonora y el hecho de narrar, en esencia, una bonita historia de amor, hacen que conecte en seguida con el público de todas las edades. Al igual que El Rey León –y despojada de su trágica muerte en mitad de la función–, tiene un final lo suficientemente feliz y amable como para asegurar que, al salir del teatro, lo que se dibuja en las caras de todos los asistentes es una sonrisa.
Tampoco tiene nada que envidiar al título vecino en cuanto a producción y, desde luego, cuenta con un elenco que cumple con creces las expectativas. Por todo ello, puede augurarse que, si hay un título digno de suceder en el trono de la Gran Vía al musical ambientado en África es Aladdín. Los aplausos entusiastas, los "quiero volver" escuchados a la salida del teatro y la ilusión de mayores y pequeños haciéndose fotografías con los carteles de sus personajes en la entrada también lo vaticinan. Al igual que su potente ritmo. El espectáculo dura dos horas y 45 minutos que hasta dejan con ganas de más. "Déjate llevar a un mundo ideal", le canta Aladdín a Jasmine. Y razón no le falta. Merece la pena subirse en su alfombra mágica para volar, enamorarse y soñar.