El título forma parte de la colección Pequeñas historias que la editorial Espasa tenía parada. El autor logroñés reconoce que pertenecer a ella ha supuesto "un gran reto", porque en ella se incluyen “nombres admirables como los de Manuel Fernández Álvarez y su Pequeña historia de España (Espasa, 2008) y Fernando Argenta y su Pequeña historia de la música (Espasa, 2011)”.
En su entrega, el filólogo desmenuza la historia de la mitología clásica de forma atractiva, didáctica, clara y precisa. Propone un viaje por los recovecos mitológicos más representativos recorriendo más de 2.800 años de un mundo grecolatino lleno de diversión y conocimiento. Y lo hace de la mano de grandes autores como Homero, Hesíodo, Eurípides, Sófocles, Esquilo, Platón, entre otros. "Son muchos libros en uno porque está plagado de aventuras y lugares maravillosos", considera.
Si hay algo que caracteriza a Emilio del Río es el gen metaliterario de sus obras, pues siempre entona aquello que decía Borges: “La buena literatura te lleva a leer más literatura”. En esta Pequeña historia de la mitología clásica toma como punto de partida El origen de los dioses y abarca hasta el Mito de Eneas, uno de los más poderosos e influyentes para la cultura posterior.
“Los mitos sirven para entender la realidad y a nosotros mismos. Para conocer la historia de Occidente y afrontar el futuro”, cuenta del Río. Insiste en que la mitología invade nuestra realidad: “Los días de la semana, los meses y los planetas son mitos, las expresiones como 'Ha entrado un troyano en el ordenador', también”. Sin embargo, justifica que para los clásicos, los mitos eran “su forma de proyectar y entender el mundo, cómo imaginaban sus dioses y la condición humana”. Las historias que se presentan a lo largo de este libro están plagadas de bondad, maldad, generosidad, avaricia e incluso soberbia.
“Estamos rodeados de mitología”, defiende citando ejemplos como ‘Artemis’ (de Artemisa), el programa de la NASA para volver a llevar astronautas a la superficie lunar; ‘Pegasus’ (caballo de Zeus), el famoso escándalo del espionaje masivo e incluso la ironía del presidente Pedro Sánchez cuando presentó su libro diciendo aquello de: “Soy el mito de Sísifo”. También hace mención a la publicidad de marcas como Versace y la cabeza de Medusa; y al triunfo de la película Oppenheimer, que está basada en el libro El Prometeo americano, de Kai Bird y Martin J. Sherwin.
En la Pequeña historia de la mitología clásica hay personajes curiosos como Casandra, a la que Apolo había concedido el don de la adivinación. Aun así, ella lo rechazó y, como ya no podía quitarle dicha virtud, optó porque cada vez que hiciera una predicción, nadie le creyera. Casandra incluso llegó a advertir a los troyanos de que no metieran el caballo que habían dejado los griegos, pero nadie le creyó. Tirando de ironía, el autor asegura que Casandra ahora “estaría presentando el tiempo en los telediarios”, diciendo: “Tengan cuidado con el cambio climático, respeten el medio ambiente y a la Madre Tierra”. El filólogo explica que este tipo de figuras mitológicas representan realidades que nos afectan, ya que vivimos rodeados de situaciones en las que no hacemos caso o no ponemos atención.
También asegura que el Mito de Sísifo es "fantástico” como metáfora de la vida. “Yo creo que Sísifo es el patrón de los periodistas. Lo digo porque has acabado y al día siguiente tienes que empezar otra vez. Es decir, al día siguiente tienes que subir la roca otra vez, aunque sepas que volverá a caer”, agrega. Por otro lado, recuerda que “la mitología tiene geografía”, y que este es el rasgo característico que "le diferencia del cuento o la leyenda". Además de estar estrechamente ligado a la actualidad: “El Vellocino de Oro está en el Mar Negro, ahí donde está la invasión de Ucrania por Putin”.
Otro personaje mitológico que también le sirve para referenciar situaciones cotidianas actuales es Faetón: “Faetón jugó a algo así como ‘Papá, voy a coger el coche’, el padre le dice que no lo coja. Este lo coge y, al final, se lo termina cargando”. Y es que Faetón, hijo del dios Helio y de la ninfa Clímene, pidió a su padre conducir el carro solar. A pesar de la negativa de su progenitor, Faetón que era cabezota y orgulloso, insistió y todo acabó en desastre. “Fíjate la lección moral que todos los mitos tienen de hacer caso a nuestros padres y olvidar la soberbia”, razona el escritor.
Uno de los capítulos más interesantes del libro es el titulado Los castigados por los dioses (Faetón, Ícaro, Midas y Sísifo), donde el orgullo desmedido, la soberbia y la ingratitud son castigados. Según el autor, el episodio “simboliza dónde están los límites de las cosas”. Y pone como ejemplo los de la Inteligencia Artificial –uno de los debates más candentes del momento–, para dejar claro que los mitos clásicos ya planteaban que, de no ponerlos, "el fin es acabar mal".
“La mitología te sirve para la vida. Es autoayuda de la buena”, asegura Emilio del Río dándole otro enfoque curioso a esa idea que tenemos de los clásicos. Una de las figuras mencionadas en el volumen y que se usa habitualmente en el sentido metafórico es el Ave Fénix: “El Ave que cada 500 o 1.000 años se destruye y se quema con mucha estética para luego resurgir de sus propias cenizas”. El autor propone que debemos recordarlo al pasar por un momento complicado en la vida, porque “es el mito de la resiliencia que no muere nunca”.
El filólogo hace hincapié en que no tiene nada en contra de la autoayuda: “Homero y las aventuras de Ulises son manuales de autoayuda buenísimos”, porque esconden “un trasfondo brutal basado en que la vida es un viaje y hay que disfrutar del viaje de la vida”. En la misma línea remarca que la buena literatura sirve para vivir. Para Del Río, Séneca y sus Diálogos, Cicerón y sus reflexiones sobre el Estado o Demóstenes y sus Filípicas conforman “un conglomerado de autoayuda magistral”.
Al ser preguntado por la eclosión de libros de este género que inunda las librerías de España, responde que hay “mucha autoayuda de charlatán de feria, vendedor de crecepelo que no vale para nada”. A pesar de ello, aclara que hay "nombres buenísimos como Marian Rojas y Enrique Rojas". Y confirma que su Pequeña historia de la mitología clásica podría llegar a ser, entre otras cosas, un libro de autoayuda.
El filólogo concluye con un ranking particular de sus mitos y figuras mitológicas más significativas: “Me gusta el mito de Atenea. Nace del cerebro de Zeus y es la diosa de la sabiduría, la inteligencia y la concordia. Necesitamos más Atenea que nunca. También me parece maravilloso lo que supone el mito de Orfeo y Eurídice. Y, por último, Ulises, porque representa la astucia y esa idea de disfrutar del viaje de la vida”.