El 20 de marzo de 2020, poco después de que comenzara el confinamiento por la covid que nos encerró en casa durante meses, Dani Rovira anunciaba en sus redes sociales que comenzaba su primer día de quimioterapia. “Tengo cáncer. Ya tiene nombre y apellidos: Linfoma de Hodgkin”, publicaba junto a una imagen de su tratamiento. Afrontaba la enfermedad como normalmente no se hace, de frente. No usó eufemismos ni rodeos.