Desde hace ya unos días estamos oficialmente en verano, una de las cuatro estaciones astronómicas del año, la que, según el diccionario digamos oficial, el DLE, “comienza en el solsticio del mismo nombre y termina en el equinoccio de otoño”. Tomo el entrecomillado de la primera acepción. La segunda dice así: “Época más calurosa del año, que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de junio, julio y agosto, y en el austral a los de diciembre, enero y febrero”. El cambio climático y sus desajustes y desbarajustes en las temperaturas probablemente obliguen en breve a los académicos a retocar este último entrecomillado, y a otros científicos algún día a reordenar las estaciones del año.