Si no fuera porque físicamente se parecen más bien poco, cualquiera podría asegurar que David y José Manuel Muñoz son gemelos monocigóticos. Se entienden como tales, sincronizando sus pensamientos y sus palabras a la velocidad del rayo, complentándose en el escenario y controlándose y corrigiéndose cuando están en público.
Porque por encima de cualquiera de los dos está Estopa, la historia de una banda que es a la vez la de una hermandad de sangre indisociable, un vínculo al que renuncian sus individualidades para dar lo mejor de cada uno creativamente.