Tejano de nacimiento, Devendra Banhart pasó su infancia en Venezuela, el país de su madre, de ahí que su dominio de nuestro idioma sea más que fluido. La entrevista se desarrolla así, de manera natural, aunque él enseguida se disculpa: “Perdón si mi español está mal, es que no he hablado español por un ratito”. Ese tipo de expresiones, entre la delicadeza del hablar venezolano y el accidente gramatical, hacen que la conversación con Banhart suene por momentos a realismo mágico. Su exacerbada sensibilidad domina sus obras, y también el modo en que aborda las respuestas.