Hay directores que miden el pulso a lo que ocurre en las calles, que están en contacto directo con las preocupaciones sociales y hasta se adelantan a debates que se tendrán meses después. Son maestros de lo que se ha denominado 'cine social', y su mirada es un bisturí que se clava en los fallos de un sistema que siempre aparta a los mismos. Nombres como el de Ken Loach, en Reino Unido, o el de Laurent Cantet, en Francia. El director de La clase, por la que ganó la Palma de Oro, regresa a las salas con Arthur Rambo, donde coge un caso real como punto de partida para hablar de redes sociales, límites del humor, cancelación y todo ese magma de odio que se mueve en Twitter.