Pepa soporta el inmisericorde sol de Benidorm para pasear por sus playas repartiendo flyers a turistas y adolescentes con ganas de fiesta. Trabaja como 'relaciones públicas' de la célebre discoteca Penélope y gana muy poco, o por lo menos no lo suficiente como para mantener a su hija Leila.
Un día Pepa se ve en la calle y con Leila en brazos. Sin hogar, sin un trabajo digno y sin recursos, madre e hija asisten a una precipitada caída de piezas de dominó: todo lo que parecía estable deja de serlo.
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