Distintos economistas y asociaciones internacionales piden medidas en el terreno fiscal para virar el conflicto comercial de "países contra países" a "consumidores contra oligarcas"
Coches, ordenadores o petróleo: así son los dos billones de dólares de exportaciones que tendrán aranceles
El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está escalando un conflicto comercial con sus países vecinos (Canadá y México), China o la Unión Europea (UE) con la justificación ultranacionalista del “Make America great again [Haz a América grande otra vez, en inglés]”.
Siempre según el discurso de Donald Trump, la justificación del conflicto arancelario es que la globalización y los inmigrantes son los culpables la destrucción de industrias y de puestos de trabajo en la primera potencia del mundo. “Algunos estudios han encontrado que millones de empleos se perdieron a causa de la competencia extranjera, pero esa no es la única causa. El factor más importante fue la automatización”, observa el economista Joseph S. Nye, en un artículo reciente.
Sin embargo, “a los líderes populistas les resulta más fácil culpar a los extranjeros que a las máquinas. También culpan a los inmigrantes, que pueden ser buenos para la economía en el largo plazo, pero son fáciles de presentar como la causa del cambio disruptivo en el corto plazo”, continúa este profesor de Havard, que ocupó altos cargos en la Administración del presidente Bill Clinton. La gran mayoría de economistas y expertos, dentro y fuera de Estados Unidos, advierten de que el conflicto comercial que está incendiando Donald Trump es una estrategia con la que “perdemos todos”, como se explica en esta información, o en esta otra.
Es “una locura”, dice el economista Gabriel Zucman. “Las represalias son una situación en la que todos los países involucrados se verán dañados. Y debido a que los costes de responder con más aranceles para los Estados Unidos no serían tan grandes, ya que Canadá y México son solo un séptima parte del tamaño de la primera potencia mundial, es posible que no disuadan a Donald Trump”, prosigue.
China ya ha anunciado sus represalias, más aranceles en respuesta a los de Estados Unidos. “Canadá y México [a los que Estados Unidos concedió una tregua de un mes] podrían, y probablemente lo harán, intentar apuntar a industrias estadounidenses económica y políticamente sensibles con la esperanza de hacer que el costo sea más alto para Trump: petróleo, exportaciones clave, prohibir Twitter...”, continúa Gabriel Zucman, en un hilo de comentarios publicado en Bluesky, la red social a la que precisamente han migrado muchos usuarios de Twitter (ahora denominada X) por las decisiones y posiciones políticas de su dueño, el multimillonario Elon Musk, uno de los principales apoyos de Donald Trump, junto a otros ricos como Jeff Bezos (Amazon) o Mark Zuckerberg (Meta).
Estas represalias “realmente no abordan el problema, ya que Trump siempre podría tomar medidas similares, por lo que existe esta visión comprensible de que países como Canadá y México son demasiado pequeños para hacer algo efectivo unilateralmente ¡Pero eso es un error!”, incide el economista francés, que en los últimos años, junto a otros expertos, ha encabezado las campañas por una mayor justicia fiscal global, y en favor de impuestos mínimos y coordinados a nivel mundial a las grandes empresas y a los multimillonarios.
Precisamente en esa misma línea es en la que Gabriel Zucman plantea el contraataque a los aranceles de Estados Unidos. Según argumenta, la primera potencia mundial “tiene una debilidad: su oligarquía servil y altamente internacionalizada”. ¿Por qué es una debilidad? “Porque es un número minúsculo de personas, que dependen, para su riqueza, del acceso a los mercados internacionales, lo que da a los países extranjeros un poder considerable sobre ellos. Ahora es el momento de usar ese poder”, arguye.
El planteamiento procede del informe sobre 'Evasión fiscal global' de 2024, que coordinó Gabriel Zucman juntos a otros expertos para el EU Tax Observatory, y en el que participó Quentin Parrinello, quien explica a elDiario.es que “la idea es que los países podrían condicionar el acceso al mercado a las multinacionales extranjeras y a los multimillonarios”, obligándoles a pagar lo que es justo.
Por ejemplo, Canadá y México “deberían imponer aranceles a los oligarcas estadounidenses”. Es decir, si Tesla quiere vender coches en Canadá y México, entonces el propio Elon Musk, como principal accionista de Tesla, debería tener que pagar impuestos en Canadá y México. “Imponerle un impuesto a la riqueza y condicionar el acceso de Tesla al mercado a que pague el impuesto”, remata Gabriel Zucman, quien ha anunciado que publicará su propuesta próximamente.
Como adelanto, “lo que es importante entender es que son medidas tienen propiedades mucho mejores que los aranceles. Son más específicas: los costes se centran en los oligarcas estadounidenses y los consumidores de sus bienes. Este enfoque cambia la naturaleza del conflicto: ya no se trata de país contra país, una receta segura para inflamar las tensiones nacionalistas, con todos los riesgos involucrados, sino de consumidores contra oligarcas”, concluye.
“Únete para que Elon Musk pague”En el quinto capítulo del informe del EU Tax Observatory se pueden conocer más detalles de esta respuesta alternativa al conflicto arancelario de Donald Trump. “La idea general es que cualquier país puede actuar como recaudador de impuestos de última instancia, es decir, optar por recaudar algunos de los impuestos que otros países decidieron no recaudar”, describe, tanto en el caso de las empresas multinacionales como en el de los multimillonarios.
En el informe, se utiliza un ejemplo: un multimillonario, John, que vive en Estados Unidos y posee una participación en una empresa valorada en 10.000 millones de dólares. “Para simplificar, supongamos que esa participación de 10.000 millones de dólares representa toda su riqueza”. Según la propuesta, “cualquier país podría calcular el déficit fiscal de John, es decir, la diferencia entre lo que John paga en impuestos personales hoy y lo que tendría que pagar si estuviera sujeto a un impuesto mínimo del 2% sobre el patrimonio [el mínimo global planteado en el marco de la OCDE para los milmillonarios]”.
Es decir, John tendría que pagar 200 millones en impuestos sobre su riqueza en total [el 2% de los 10.000 millones de su patrimonio]. Pero si John paga solo 50 millones de dólares en Estados Unidos, tendría “un déficit fiscal” de 150 millones. “Cualquier país podría entonces recaudar una parte de ese déficit fiscal. Por ejemplo, si la empresa de la que John obtiene su riqueza realiza el 10% de sus ventas en la India, entonces la India podría recaudar el 10% del déficit fiscal de John, es decir, 15 millones de dólares”, finaliza el informe.
Los más ricos pagan menos impuestos que nuncaLas personas más ricas de Estados Unidos pagan hoy menos impuestos que nunca, y también menos que el resto de contribuyentes, incluso que los más pobres del país. Una tendencia que se ha agravado en las últimas décadas, y que se extiende al resto de economías desarrolladas, incluidos los socios de la Unión Europea (UE), entre ellos España, gracias a las guaridas fiscales, a la menor imposición a las rentas del capital y a los agujeros del impuesto de Sociedades, que permite utilizar empresas para evadir tributos como el de Patrimonio o Sucesiones.
Según los datos recopilados por la plataforma 'Tax Justice Now' [Justicia fiscal ahora, en inglés], los estadounidenses con más renta pagan cerca de un 23% en impuestos respecto todos sus ingresos anuales, con datos hasta 2018. En 1950, su contribución total era del 70,2%. En 1970, del 52,7%. En 1990, del 36%. En 2010, del 27,7%.
Esta misma semana, el centro de análisis Fedea ha publicado un análisis similar para nuestro país. Con cifras hasta 2022, el 1% de las personas con más renta de España paga un 24,1% en impuestos (sumando IRPF, cotizaciones sociales, Sociedades, IVA, Patrimonio...), mientras que para el 40% de personas con menos ingresos (la gran mayoría) la contribución fiscal total es entre el 27,5% al 37,1%.
En reacción a estas cifras y en la orientación de Gabriel Zucman, la organización estadounidense 'Patriotic millonaries' [Millonarios patrióticos] avisa del riesgo de esta tendencia para la democracia: “Sabemos desde hace mucho tiempo que Estados Unidos es una oligarquía, ya que las políticas reflejan abrumadoramente las preferencias e intereses de una pequeña porción de individuos ricos como nosotros. Pero lo que vimos en la toma de posesión de Trump lo dejó más claro que nunca. Ver al presidente jurar el cargo flanqueado por los tres hombres más ricos del planeta –Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg– no dejó ninguna duda sobre quién tendrá (y ya tiene) más influencia en su segundo mandato”.
“Trump puede afirmar ser el campeón de los trabajadores, pero un vistazo a la sección VIP de su toma de posesión debería dejar en claro que Trump es un hombre de multimillonarios”, continúa este grupo de millonarios, liderados por inversores, ejecutivos o herederos como Abigail Disney, el músico Brian Eno, el cineasta Richard Curtis o ex director general de BlackRock Perla Morris, quienes afirman que si se pretende “salvaguardar las democracias y evitar que el mundo caiga cada vez más en manos autoritarias. [...] Hay que empezar gravando a gente rica como nosotros”.
Freno a los avances hacia la justicia fiscal globalEn contra de estas propuestas, horas después de su investidura, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, frenó en seco los avances hacia una mayor justicia global en la recaudación de impuestos. Entre otros decretos urgentes en la misma línea, Trump firmó una orden que deja en el aire el impuesto mínimo del 15% a los beneficios de las multinacionales acordado en el marco de la OCDE para evitar la pérdida de ingresos públicos por la fuga a guaridas fiscales.
Esta semana, Estados Unidos ha ejecutado otro movimiento parecido al retirarse de las negociaciones en la ONU sobre un nuevo tratado fiscal global, advirtiendo de que se opondrá a cualquier resultado de estas conversaciones, que terminan este jueves 6 de febrero.