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Los jueces en Europa cercan a X por injerencias mientras Bruselas calibra la respuesta a la guerra comercial de Trump

Los jueces en Europa cercan a X por injerencias mientras Bruselas calibra la respuesta a la guerra comercial de Trump

Francia investiga a la compañía de Elon Musk por la manipulación de los algortimos de X y la justicia alemana le obliga a dar acceso a los datos sobre contenido político hasta que pasen las elecciones. Von der Leyen sigue en la lista de espera de Trump, pero se verá este martes con su vicepresidente

La UE ve “ilegal” la imposición de aranceles de Trump: “Reaccionaremos para proteger los intereses europeos”

El nuevo episodio de la guerra comercial se juega en un doble campo de batalla: el arancelario y el tecnológico.

Y ahora están, probablemente, más entrelazados que nunca por el enorme poder de influencia de los magnates de las 'Big tech', especialmente Elon Musk, en la Casa Blanca. Con miles de millones de euros (y dólares) en juego, la partida sigue hacia adelante en un doble frente: el político y el judicial. Y es que mientras la Comisión y los gobiernos europeos calibran la respuesta a las amenazas arancelarias de Donald Trump, los jueces de varios países estrechan el cerco sobre X por las posibles injerencias políticas de la plataforma, otro de los asuntos que ha desatado las alarmas en las capitales de la UE.

La Fiscalía francesa ha abierto una investigación por la posible manipulación de los algoritmos de X. La decisión parte de una denuncia presentada por el diputado liberal Eric Bothorel, que considera que el sesgo en el funcionamiento de la plataforma puede haber distorsionado el sistema automatizado de procesamiento de datos. El procedimiento se enmarca la justicia penal francesa, pero se suma a la reciente ampliación por parte de la Comisión Europea del expediente que tiene abierto desde diciembre de 2023 contra la red social de Elon Musk por vulneración de las reglas digitales europeas en materia de transparencia, verificación de cuentas, escrutinio público o el acceso a los investigadores y al repositorio de anuncios.

Bruselas sospecha que el cambio en los algoritmos puede estar beneficiando a la ultraderecha. Tanto la decisión del gobierno comunitario como la de la Fiscalía francesa coinciden con un momento en el que algunos dirigentes europeos están alertando de que el comportamiento de Musk, que se ha lanzado al apoyo a la ultraderecha –especialmente a Alternativa por Alemania ante las elecciones del 23 de febrero–, supone una injerencia extranjera. La Comisión Europea rehúsa hablar en esos términos bajo la premisa de que el magnate tiene derecho a la libertad de expresión. Otra cosa es si su plataforma está beneficiando unos discursos sobre otros.

Casi al mismo tiempo, un tribunal germano ha obligado a X a entregar a los investigadores los datos sobre contenidos relacionados con política antes de los comicios. La decisión se produce a instancias de organizaciones de derechos digitales que denunciaron el bloqueo del acceso a ese tipo de información y, por tanto, la obstaculización para determinar si está habiendo interferencias políticas ante el proceso electoral de Alemania. Ese procedimiento judicial sí que responde a la Ley de Servicios Digitales (DSA) que se aplica en la UE desde 2022.

En su cruzada contra la normativa digital europea, las 'Big tech' han encontrado un espaldarazo en la victoria de Trump, que puede elevar la presión comercial para desafiar ese marco regulatorio en un momento en el que, precisamente, gobiernos europeos como el de Pedro Sánchez o el de Emmanuel Macron piden a Bruselas que aplique con firmeza la normativa frente a los desmanes en las redes sociales. Frente a la posibilidad de que Trump tome represalias económicas contra la UE por la presión de la “tecnocasta”, Bruselas tiene sobre la mesa el instrumento anti-coerción que diseñó tras el primer mandato del republicano para hacer frente a los chantajes comerciales con los que otras potencias pretenden influir en las normativas europeas.

Firmeza frente a contemporización

Por el momento, la Comisión Europea guarda con celo la posible respuesta a las medidas arancelarias de Trump y hace equilibrios entre el mensaje de respuesta “firme” ante lo que considera un ataque injustificado y el mantenimiento de las buenas relaciones con su principal socio. “La UE no ve justificación alguna para la imposición de aranceles a sus exportaciones. Reaccionaremos para proteger los intereses de las empresas, los trabajadores y los consumidores europeos frente a medidas injustificadas”, ha sido el mensaje de la Comisión Europea a primera hora de la mañana del lunes después de que Trump anunciara aranceles del 25% al aluminio y el acero “de todo el mundo”.

“La imposición de aranceles sería ilegal y económicamente contraproducente, sobre todo teniendo en cuenta las cadenas de producción profundamente integradas que la UE y EEUU han establecido a través del comercio y la inversión transatlánticos”, agrega ese comunicado que, en línea con el discurso del bloque comunitario en las últimas semanas, intenta convencer a Trump de que las tasas perjudican también al mercado estadounidense.

Lo que está claro en la UE es que la imposición de nuevos aranceles por parte de Washington conllevará una respuesta proporcional al daño que suponga para la economía comunitaria. Por el momento, Bruselas no ha recibido la notificación formal de las tasas para acero y aluminio. Cuando entren en vigor habrá de nuevo una respuesta, aunque las contramedidas en términos de productos afectados y porcentajes podrían tardar un tiempo.

Por el momento lo que intentan los representantes comunitarios es tender puentes con la Administración Trump, mientras que algunas capitales, como París, piden represalias inmediatas.

Reunión con el vicepresidente de EEUU

“Es el momento de la colaboración, no de la confrontación”, ha dicho el portavoz de comercio de la Comisión Europea, Olof Gill, este lunes: “Apoyamos las relaciones comerciales mutuamente beneficiosas basadas en la transparencia, la equidad y el crecimiento económico compartido”. Estados Unidos exportó bienes a la UE por un importe de 346.500 millones de euros mientras que importó 502.300 millones en 2023 y, en el caso de los servicios, las cifras ascienden a 396.400 millones en exportaciones por 292.400 millones en importaciones. El déficit es, por tanto, de cerca de 52.000 millones de euros, una cifra que en la UE están convencidos de que pueden arreglar sin profundizar en la guerra comercial.

“Siempre estaremos dispuestos a entablar conversaciones significativas para encontrar soluciones justas y recíprocas que respeten nuestras asociaciones y los principios del comercio abierto”, ha agregado Gill, que ha recordado que el 70% de las importaciones en Europa son libres de aranceles. De ahí que haya reiterado el “compromiso de diálogo constructivo con EEUU y con todos nuestros demás socios comerciales”, que incluirá una cita de los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, Ursula von der Leyen y António Costa, con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, este miércoles.

Entre tanto, Von der Leyen trata de contemporizar con la nueva Administración estadounidense. Mientras sigue en la lista de espera de Trump, que sí ha tenido tiempo de conversar con el presidente chino, Xi Jinping, o de recibir a la primera ministra ultraderechista italiana, Giorgia Meloni, la presidenta de la Comisión Europea aguarda a que el presidente estadounidense, que no la invitó a su toma de posesión, le dé cita. Por el momento, tiene apalabrado un encuentro con el vicepresidente J.D. Vance en los márgenes de una cumbre sobre Inteligencia Artificial que ha organizado en París el Gobierno de Macron.

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