Ex empleados de la fábrica de la multinacional e investigadores recelan de la iniciativa del gigante del silestone, que no informó del riesgo del material a marmolistas que enfermaron de esta patología. La firma ha anunciado un nuevo producto con cero sílice cristalina que no tendría perjuicio para la salud
Sanidad recomienda abrir el debate para prohibir el cuarzo de las encimeras, como hizo Australia
Cosentino, la multinacional famosa por sus encimeras de aglomerado de cuarzo, ha lanzado la Fundación Premin, “para la prevención, mitigación e investigación de la silicosis”, que incluye a una asociación de víctimas y a profesionales de la marmolería, entre otros actores.
Cosentino anunció la Fundación Premin con una nota de prensa el pasado 7 de marzo y este miércoles pretende nombrar a su dirección. En los últimos años, la multinacional está afrontando un problema que impacta directamente en su negocio. Es lo que muchos llaman la “epidemia silenciosa” de la silicosis, enfermedad por exposición al sílice (que contienen sus encimeras, entre otros materiales), y que ha registrado a una explosión de trabajadores enfermos en España, con 500 nuevos casos registrados en el último año.
Un reciente informe del Ministerio de Sanidad, La remergencia de la silicosis en España, presentado hace unos días en Madrid con una amplia presencia de los profesionales e investigadores con más experiencia en esta enfermedad, aboga por abrir el debate para prohibir el cuarzo de las encimeras, como ya ha hecho Australia. En Cosentino, que facturó el año pasado 1.464 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 66 millones, sostienen que “los aglomerados de cuarzo se pueden trabajar de forma segura”, aunque la empresa añade que está “reduciendo el contenido de sílice cristalina en sus productos”, con gamas por debajo del “40%” y “entre el 10% y el 1%”.
La compañía señala que van a lanzar “una nueva línea de producto con cero sílice cristalina”, por lo tanto sin los componentes que provocan efectos nocivos contra la salud, a partir de la investigación en el desarrollo de su tecnología 'Inlayr Design'.
“La Fundación Premin no es una iniciativa particular de Cosentino sino la materialización de la confluencia de voluntades de los distintos agentes de la industria para hacer frente de forma holística a esta enfermedad profesional. Afectados, patronal de marmolistas, centros tecnológicos de referencia, fabricantes de materiales, entidades referentes en minería y comunidad médica afrontan la lucha contra la silicosis con un enfoque amplio que incluye la prevención, la mitigación y la investigación”, responden desde la multinacional.
La iniciativa ha partido de Cosentino, según multitud de fuentes consultadas. “Sabemos que Cosentino hacía ya tiempo que quería crear esta mesa de trabajo, pero quería contar con todos los agentes implicados”, explica Francisco Torrico, presidente de la única asociación de afectados que se ha sumado a Premin, la Asociación de Perjudicados por la Silicosis en Andalucía (APSA).
ANAES (Asociación Nacional de Personas Afectadas y Enfermedad por Silicosis), más antigua y con un gran número de asociados sobre todo en Chiclana, Cádiz, no forma parte de la Fundación Premin. Tampoco la nueva asociación ASAC, de trabajadores y extrabajadores enfermos de silicosis de la fábrica de Cosentino en Almería. Estos últimos son muy críticos con la asociación presidida por Francisco Torrico, que colabora con Cosentino tras un acuerdo alcanzado en 2023.
“APSA no se ha centrado en los trabajadores de Cosentino afectado por silicosis. Nuestra sensación es que la empresa le ha dicho que se aparte. Nació para eso, pero lo que hicieron fueron evadirse de la fábrica de Cosentino y centrarse en que el problema está en las marmolerías de Córdoba. Por eso hemos nacido nosotros”, afirma Fernando Arévalo, sobre el nacimiento de ASAC.
“A los detractores les digo que qué quieren. ¿Que se sigan haciendo las cosas como hasta ahora, sin la voz de los perjudicados por la silicosis? Los afectados tenemos que estar en toda mesa que se hable de este tema”, dice Torrico, que no acudió a las jornadas sobre la remergencia de la silicosis organizadas por el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) porque afirma que ya había asistido a la presentación del informe en Granada y tenía “entrevistas” con dos televisiones.
Por su parte, en Cosentino destacan que “si trabajan todas las partes en una misma línea se pueden conseguir grandes mejoras”. “En ningún caso, pretende sustituir el papel de las administraciones, sino sumar desde la experiencia de los distintos grupos que mejor conocemos las industrias que se ven afectadas, como son la minería, la piedra natural, como el granito y la pizarra, y la elaboración”, indican sobre los fines de Premin, sin mencionar los aglomerados de cuarzo, que están detrás de una parte muy importante del auge de enfermos de silicosis de los últimos años, según el reciente estudio de Sanidad.
Francisco Torrico explica que su asociación (APSA) está haciendo un estudio sobre el impacto psicológico en las personas afectadas por silicosis, con la Universidad de Sevilla y “financiado por Cosentino”, “que la gente se va a llevar las manos a la cabeza” con los resultados. A preguntas de este medio, Torrico dice que está centrado en trabajadores del sector de las marmolerías y que “Cosentino no permite hacer los test” en la fábrica de la multinacional: “Cada vez que lo he intentado siempre he recibido por respuesta que ellos tienen sus psicólogos y que están súper abastecidos, que no necesitan que entremos allí para nada”. Sobre si no es raro este impedimento, el presidente de APSA indica: “Claro que me extraña y eso se verá reflejado en lo que se publique. ¿Pero qué quieres que haga? A mí me están financiando un estudio y, si no quieren que lo hagamos en su empresa, pues así lo haremos constar”.
“Esto ya lo conocemos. Es la estrategia de Cosentino de siempre. Un muro de contención, para hacer el paripé de que allí no existe problema, que están poniendo soluciones y que no hay problema de silicosis. Ese es el objetivo de Premin”, considera Fernando Arévalo. El abogado vinculado a la asociación ASAC, Raúl Carballedo, que representa a Arévalo y a otros trabajadores afectados por silicosis, lo denomina más bien “caballo de Troya”: “Nuestro mayor temor es que ponga en peligro avances para parar el auge de esta enfermedad”.
En sus estatutos, a cuyo borrador ha tenido acceso este medio, la Fundación Premin se propone “mejorar la salud y seguridad laboral de los trabajadores expuestos al polvo de sílice”, “brindar apoyo integral a los afectados”, “promover y financiar investigaciones médicas y tecnológicas” en esta patología e “involucrar a Administraciones públicas” para “desarrollar las modificaciones legislativas que resulten necesarias”, entre otros objetivos.
“¿Cómo encaja esto cuando en la práctica Cosentino lleva a cabo una política constante de impugnación de derechos de trabajadores enfermos de silicosis, como puede ser una determinación de contingencia de una baja, una incapacidad por enfermedad profesional o el recargo de prestaciones de los empleados?”, indica el abogado Raúl Carballedo. En la multinacional responden que “los tribunales han venido decidiendo en varias resoluciones la falta de responsabilidad de Cosentino respecto de la figura jurídica del recargo de prestaciones”, por lo que evalúan “cada resolución administrativa” y, “cuando se considera que las mismas no se ajustan a Derecho, se acude a la vía judicial”.
Un exministro del PP para liderar y “cambiar la normativa”Cosentino anunció en la nota de prensa que “el proyecto de Fundación viene apoyado por figuras tan relevantes como el exministro de Trabajo Manuel Pimentel y el doctor José Luis Álvarez-Sala, uno de los mayores referentes en materia de neumología”. El primero, exministro del PP con el Gobierno de Aznar, del que dimitió, va a ser previsiblemente quien lidere el proyecto, una decisión que se tomará el próximo 9 de abril.
“Pimentel es una persona que no cae mal a nadie, no hay nadie que esté muy en contra de él. Con lo cual vamos a utilizar eso para hacer el acercamiento político donde haya que hacerlo. Posiblemente, también de mano de Cosentino y de mano de la minería española, vamos a intentar conseguir cambiar normativas que están obsoletas en este país y que nadie ha cambiado”, dice Francisco Torrico.
Manuel Pimentel, aunque con prudencia hasta la votación del miércoles, responde a este medio que se interesó por el proyecto porque en su día hizo “la transposición de la Directiva de Seguridad y Salud en el Trabajo”: “Y la verdad que es un tema, los casos de silicosis que fueron saliendo, creo que hay que trabajar en ello”. Por ello, cuando fue contactado por “Cosentino y otras partes”, aceptó participar en la Fundación, indica.
Sobre los temores de los afectados sobre la fundación impulsada por la propia multinacional, Manuel Pimentel considera que la iniciativa “habla bien de Cosentino, que está concienciado e intentar aportar”. “No solo está Cosentino, está un instituto de Murcia, empresarios mineros de otras ramas de piedras, los que les afecta esto y que van a intentar mitigarlo. Ojalá que todas las empresas se dedicaran a solucionar el problema. Me parece una iniciativa brillante”, responde el exministro de Trabajo.
El Centro Tecnológico del Mármol, Piedra y Materiales de Murcia, que menciona Pimentel y que Cosentino destaca como una “institución dedicada a la innovación y la formación en el sector de la piedra”, es una asociación empresarial, según consta en sus estatutos. Entre las compañías asociadas a este centro figura Cosentino, de la que recibe fondos. La multinacional subraya que se trata de “un centro independiente de reconocido prestigio en nuestro sector” e indica que “no financia” el centro, aunque reconoce que paga “una cuota anual”. En el Centro Tecnológico no han respondido a las consultas de este medio.
Por su parte, el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) confirma que desde Premin ya se han puesto en contacto con el organismo público “con la voluntad de colaborar”. “El marco de relación del INSST en este asunto es la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (de la que también forman parte, además de expertos y expertas del INSST, representantes sindicales, empresariales y de las comunidades autónomas)”, responden en el instituto dependiente del Ministerio de Trabajo.
Aunque los estatutos de Premin también destacan la voluntad de trabajar con los agentes sociales, en los sindicatos mayoritarios responden que tampoco colaboran con la fundación. “Formalmente Cosentino no nos ha hecho ninguna invitación de participar, al menos a UGT”, responde Patricia Ruiz, responsable de Salud Laboral del sindicato, que indica que están dispuestos a “escuchar”, pero también reconoce que “hay dudas de la finalidad o la intención de esta fundación”: “No solo porque no protegieran en el pasado, como está reconocido en una sentencia judicial, sino porque todavía no se protege. Aún hoy no se está haciendo todo el trabajo que se debiera para proteger y para resarcir a los trabajadores”. En CCOO se limitan a responder que “no participan en la fundación” y que están “en proceso de observación”.
Fichajes fallidos y recelos de investigadoresLa otra personalidad destacada por Cosentino en su nota por su respaldo a la Fundación Premin, el doctor José Luis Álvarez-Sala Walther, catedrático y expresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), ha rechazado a El País que este apoyo esté cerrado. elDiario.es ha tratado de recabar su testimonio al respecto, pero el catedrático ha declinado responder. Este medio sí ha podido constatar que Álvarez-Sala Walther estuvo presente en la sesión fundacional de Premin, junto con dos neumólogos de su antiguo servicio de neumología del Hospital Clínico de Madrid. Según indican varios investigadores a este medio, ninguno de los tres neumólogos están especializados, ni han centrado sus carreras profesionales en la silicosis.
“El Doctor Alvarez-Sala participó en la sesión fundacional de Premin. Hasta que los patronos no aprueben los proyectos que se llevarán a cabo no se puede concretar su participación. Entendemos que por su trayectoria profesional su aportación será de gran valor para la fundación”, responden en Cosentino.
La multinacional intentó sumar a la Separ a la Fundación Premin, pero la sociedad científica rechazó su participación. “Es una organización empresarial, que tendrá sus objetivos, pero es que esos objetivos de prevención, formación e investigación ya los hace la SEPAR, no necesita aliarse a un grupo empresarial”, responde la doctora Sandra Dorado, coordinadora del departamento de neumología ambiental y ocupacional de la sociedad. “La Separ favorece la investigación propia y se reúne con la Administración porque es quien ha de favorecer las estrategias preventivas”, añade Dorado.
En Cosentino también contactaron con el doctor Antonio León, jefe de Servicio de Neumología del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, centro de referencia de silicosis por piedra artificial, para que se uniera a Premin. León se limita a responder que rechazó la oferta. “Tengo mi línea de financiación, de becas, y desde luego nadie va a influir en lo que haga”, indica el neumólogo, que destaca que la silicosis es “un gran problema de salud laboral, de los prioritarios a nivel nacional”.
“Sé lo que han hecho históricamente las industrias tóxicas”Mucho más crítico es Alfredo Menéndez, catedrático de la Universidad de Granada (UGR) y coautor del estudio de La remergencia de la silicosis en España, que no ha sido contactado para sumarse a la fundación. “Yo no sé lo que va a pasar con Premin, pero sí sé lo que han hecho históricamente las industrias tóxicas, como por ejemplo la del tabaco o, la que mejor conozco, la del amianto”, advierte.
“Desde que empieza a haber un cuestionamiento público del amianto, la industria empieza a crear este tipo de instituciones o fundaciones de investigación. El caso mejor estudiado es el Asbestosis Research Council, creado en 1957 y financiado por las industrias, que tiene muchas funciones en Gran Bretaña, pero que fundamentalmente lo que sirve es para generar una información científica que confunda. Que se cuestionen las evidencias y los consensos científicos con el propósito de retrasar la adopción de normativa, favorecer una imagen positiva del producto y minusvalorar los posibles efectos a la salud”, sostiene Menéndez.
El catedrático de la Universidad de Granada considera que “la investigación médica sobre los riesgos a la salud de un material no debe ser financiada por la empresa que lo fabrica o lo transforma porque existe un evidente conflicto de interés. Los fabricantes pueden proporcionar información precisa, por ejemplo, sobre el contenido del producto, en lugar de tener que hacer investigaciones muy costosas con dinero público para ello”.
Alfredo Menéndez recuerda que hay un intento fallido previo de Cosentino, similar a esta iniciativa, un Centro Andaluz de Enfermedades Respiratorias de Origen Laboral (Caerol) acordado en 2022 con la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba, que no llegó a salir adelante. “Pusimos de manifiesto el conflicto de interés. Por ejemplo, aludimos al convenio de la OMS que prohíbe que las industrias tabaqueras puedan financiar cuestiones relacionadas con salud pública”, explica el catedrático.
Entonces, en 2022, Francisco Torrico puso el grito en el cielo ante la iniciativa del Caerol: “Lo que más nos indigna es que se haga en colaboración con la empresa que es precisamente la que está provocando la silicosis. No entendemos eso”. Hoy, el presidente de APSA indica que “paralizó un poco el proyecto” porque “ahí sí había realmente una clarísima intención de que aquello fuese al servicio de Cosentino y para eso iba a financiarlo”. Ahora, Torrico afirma que hay “un antes y un después” de la multinacional tras la sentencia de Vigo en la que reconoció su responsabilidad en la enfermedad de silicosis de varios marmolistas y defiende la nueva Fundación Premin lanzada por el gigante del silestone.