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Trump hace temblar los pilares de la economía al atacar la independencia del presidente de la Reserva Federal

Trump hace temblar los pilares de la economía al atacar la independencia del presidente de la Reserva Federal

Los países desarrollados han blindado desde hace décadas a la política monetaria de las injerencias del poder ejecutivo para evitar grandes crisis financieras y de inflación. Por supuesto, la influencia velada ha sido inevitable, pero la agresividad actual del presidente de EEUU supone un escalón más

Trump pide despedir al responsable de la Reserva Federal y tacha de “desastre” sus informes

Ya lo hizo en su primer mandato. Pero el extra de agresividad en su segunda etapa en la Casa Blanca está haciendo temblar como nunca al dólar, a los mercados financieros y a la economía de Estados Unidos en general.

Los ataques a Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed) —el banco central de la primera potencial mundial— forman parte de la política del caos practicada por la Administración de Donald Trump en todos los campos, aunque en este caso está haciendo temblar los pilares de la economía moderna.

Los países desarrollados han blindado desde hace décadas a la política monetaria de las injerencias del poder ejecutivo para evitar grandes crisis financieras y de inflación. Por supuesto, la influencia velada de los gobiernos en los bancos centrales ha sido inevitable —véase el control de Alemania y Francia sobre el BCE—, pero la inquina y el despotismo actual del presidente de Estados Unidos supone un escalón más, y es muy peligroso. Sobre todo, combinado con las embestidas a otros funcionarios e instituciones públicas, incluyendo a los jueces.

El “Sr. Demasiado Tarde, un gran perdedor”, calificó este lunes Donald Trump al presidente de la Fed en su propia red social. “Baje los tipos de interés, ¡YA! Europa ya los ha 'bajado' siete veces”, continuó. “Powell siempre ha llegado 'Demasiado Tarde', excepto en época electoral, cuando los bajó para ayudar a que el soñoliento Joe Biden, más tarde Kamala, saliera elegido. ¿Cómo funcionó eso?”, añadió.

Las acusaciones del presidente de Estados Unidos a su banco central y las órdenes directas para favorecer su política comercial de aranceles y guerra global han golpeado al dólar y a la deuda del país en las últimas semanas y han escalado la incertidumbre en las bolsas y en la economía en general. En el primer gráfico de esta información, se puede observar la apreciación del euro frente a la divisa estadounidense en las últimas semanas. Una debilidad del dólar que agrava el efecto de los aranceles, aumentando todavía más el coste de las importaciones, que se traslada a los precios de consumo —a la inflación que sufren las familias de la primera potencial mundial—.

Este mismo martes, el FMI recortó nueve décimas el incremento del PIB (Producto Interior Bruto) de Estados Unidos este año, del 2,7% al 1,8%, por el daño autoinfligido por los aranceles, y elevó el riesgo de estanflación. Un proceso empobrecedor que suma estancamiento de la actividad —y, por tanto, del mercado laboral— y aumentos de los precios de consumo por encima del 2%, el objetivo teórico de los bancos centrales. Por cierto, su principal mandato. La proyección de inflación media para Estados Unidos del FMI para este año se va al 3%.

Donald Trump pretende que la política monetaria amortigüe este doble golpe abaratando las hipotecas y los préstamos en general. En definitiva, estimulando la actividad con costes de financiación más bajos. Por el contrario, la Reserva Federal y su presidente se mantienen a la espera de poder analizar las decisiones sobre los aranceles, y sus consecuencias, sobre todo en la inflación. Jerome Powell apuntó la semana pasada que las barreras comerciales impuestas son aún mayores que lo que la institución había estimado. “Es probable que ocurra lo mismo con los efectos económicos, que incluirán una mayor inflación y un crecimiento más lento”, comentó en el Club Económico de Chicago.

La de Donald Trump y la política monetaria es la misma lógica que la de la guerra comercial, con la que la Administración de Estados Unidos también busca “que los extranjeros paguen la factura [a través de los aranceles]”, lo que le proporcionaría “el dinero para reducir los impuestos a los multimillonarios”, critica el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, en una tribuna reciente. “También parece creer que los aranceles eliminarán los déficits comerciales y devolverán la manufactura a Estados Unidos. No importa que los aranceles los paguen los importadores, lo que aumenta los precios internos, y que se apliquen en el peor momento posible, justo cuando Estados Unidos se recupera de un episodio inflacionario”, lamenta este experto.

“El sistema económico mundial con el que la mayoría de los países han funcionado durante los últimos 80 años se está restableciendo”, avisó el director del departamento de estudios del organismo multilateral, Pierre-Olivier Gourinchas. “Las normas existentes se ponen en tela de juicio, mientras que otras nuevas aún están por surgir”, prosigue. “La incertidumbre epistémica y la imprevisibilidad política resultantes son uno de los principales motores de las perspectivas económicas. De mantenerse, este brusco aumento de los aranceles y la incertidumbre concomitante ralentizarán considerablemente el crecimiento mundial”, concluye este economista francés del FMI.

¿Por qué se estableció que la política monetaria debe ser independiente?

elDiario.es ha preguntado a distintos expertos sobre las amenazas de las injerencias de Donald Trump en la política monetaria, para poder comprender mejor la dimensión de estos ataques y las posibles consecuencias. En primer lugar, hay que entender por qué se estableció que la política monetaria debe ser independiente. “Se basa en la idea de que un banco central independiente puede comprometerse de manera más creíble y eficaz con las políticas necesarias para mantener la estabilidad de precios”, resume Jordi Schröder, investigador de Positive Money.

“Un banco central tiene unos objetivos determinados, que suelen ser el control de la inflación (estabilidad de precios), la estabilidad financiera y, en algunos casos, como la Fed, maximizar el nivel de empleo. Para la consecución de estos objetivos, especialmente el del control de la inflación, es fundamental la independencia del banco central, que pueda tomar sus decisiones sin estar influenciado por presiones políticas”, se extiende Salvador Jiménez, analista de AFI.

¿Qué ocurre si el poder ejecutivo se inmiscuye en los bancos centrales?

“La experiencia histórica ha mostrado que cuando se producen interferencias, se dan particularmente dos riesgos. Uno es el riesgo que un banco central que no es independiente puede verse en la obligación o en la tesitura de tener que financiar al Tesoro Público y el déficit público [el desequilibrio entre los ingresos y los gastos públicos]”, explica Raymond Torres, director de coyuntura económica de Funcas. “Esto se ha visto en algunos países, como por ejemplo en Argentina”, señala.

“Otro riesgo tiene que ver con la inflación. Cuando hay interferencia, el gobierno de turno puede considerar que estimular la economía merece la pena porque el impacto, el beneficio a corto plazo, es mayor que el coste a medio y largo plazo de tener más inflación”, incide este experto.

“Además, para el propio control de la inflación, es fundamental que un banco central tenga credibilidad. A modo de ejemplo, tras el Covid y la guerra de Rusia y Ucrania, cuando se generó una presión inflacionista brutal, los agentes económicos confiaban que los bancos centrales fuesen capaces de llevar la inflación al entorno del 2%. Esta 'creencia' es un arma muy potente, porque facilita el trabajo, al mantenerse las expectativas de inflación de medio plazo ancladas. Cuando un banco central deja de ser creíble, es muy fácil que se produzca un desanclaje de las expectativas de inflación, haciendo que sea una tarea mucho más ardua mantener los precios bajo control”, completa Salvador Jiménez, AFI.

“En el caso de la Fed es importante tener en cuenta el papel de los bonos estadounidenses [la deuda] como activo seguro. Básicamente, sustentan la posición del dólar en cuanto a moneda reserva mundial. Y si el banco central pierde la credibilidad que tiene ante los mercados, el bono se podría hundir”, observa Susana Martín, investigadora de REVO prosperidad sostenible.

¿Existe independencia real de la política monetaria?

“El marco institucional de la independencia de los bancos centrales sigue siendo tan real como siempre. Pero este marco institucional no exime a los bancos centrales de verse influenciados por las corrientes políticas”, admite Jordi Schröder, de Positive Money.

“Por ejemplo, en la eurozona, el famoso 'haremos lo que haga falta' de Draghi que es a menudo presentado como un acto espontáneo de liderazgo fue posible gracias a un compromiso político previo entre Francia y Alemania. En ese mismo discurso, Draghi afirmó: 'No creo que seamos observadores imparciales en Frankfurt'. Aunque institucionalmente independientes, los bancos centrales están influidos por los cambios políticos en la sociedad en la que operan. Esto se refleja claramente en la actual disminución del grado de ambición del BCE respecto a su agenda de política monetaria verde, en un contexto de giro conservador en la política europea”, argumenta este experto.

¿Puede Donald Trump destituir a Jerome Powell?

El presidente de Estados Unidos ha llegado a amenazar con despedir a Jerome Powell. Esta decisión no tendría precedentes, pero no puede descartarse y es cierto que el nombramiento del presidente de la Fed es un poder de la Casa Blanca, mientras que en el BCE es un acuerdo colegiado entre todos los socios del euro. De hecho, en su primer mandato, en 2018, el propio Donald Trump lo eligió para sustituir a Janet Yellen, y en 2022 Joe Bien lo renovó en el cargo.

La semana pasada, Jerome Powell afirmó que la independencia de la Reserva “es una cuestión de derecho”. Según dijo, “no podemos ser destituidos salvo por causa justificada”. También ha recibido el apoyo de su homóloga en el Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, quien reconoció que ambos “están acostumbrados a la presión política, de una forma u otra”.

¿Se podrían repetir las injerencias en el BCE?

“Yo creo que el BCE tiene mucha más independencia del poder político que la Fed. La razón es que no tiene un gobierno encima, sino 20, y si ves los diálogos monetarios, no es raro que distintos países le reclamen distintas cosas”, considera Susana Martín, de REVO prosperidad sostenible. “Así que, haga lo que haga, [el BCE] va en contra de alguno, y eso le da margen para hacer lo que considere en cada momento”, continúa.

Independencia y rendición de cuentas

La independencia “no exime al BCE de tener que rendir cuentas ante las instituciones de la UE, especialmente ante el Parlamento Europeo”, recuerda Jordi Schröder.

“Muchas de las acciones emprendidas tanto durante la crisis financiera global como durante la pandemia de Covid no estaban explícitamente previstas en el mandato del banco central. En esos contextos el BCE se enfrentó a lo que se denominan 'lagunas de autorización', donde el banco central debe tomar decisiones para las cuales su mandato ofrece muy poca orientación, pero que tienen consecuencias de gran alcance”, prosigue este experto de Positive Money.

“Esto significa que, en el contexto actual, el BCE necesita un mejor modelo de rendición de cuentas ante el Parlamento Europeo. Esto requiere un mejor acuerdo interinstitucional que vaya más allá del intercambio de información y la justificación de la política monetaria por parte del banco central, especialmente en lo que respecta a sus objetivos secundarios de apoyo a las políticas de la UE. Estos objetivos requieren orientación y priorización por parte del Parlamento Europeo”, concluye.

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