Hecha la ley, hecha la trampa. El dicho puede adquirir una magnitud multimillonaria en el caso de las normativas medioambientales que la UE puso en marcha para reducir las emisiones del tráfico marítimo. La inclusión de tasas a los buques que llegan a puertos europeos desde terceros países en función del peso de su carga y los kilómetros recorridos amenaza a los grandes hubs portuarios europeos por el desvío de esas embarcaciones a competidores vecinos que no imponen ningún tipo de coste.