De codearse con el Ibex a un conglomerado de pequeños negocios en torno a una gasolinera en Dos Hermanas (Sevilla). Es el viaje del empresario sevillano Luis Portillo, símbolo de los excesos del boom inmobiliario de principios de siglo. Más de tres lustros después de su estrepitosa caída, algo ha empezado a moverse en las empresas del entorno del que fue uno de los ‘señores del ladrillo’ español.
Tras años fuera del radar, en 2022 las empresas de su familia han disparado sus activos, y en los últimos meses Portillo ha pasado a compartir cargos en varias sociedades junto a dos viejos conocidos del ladrillo, en un aparente acercamiento al mundo de la energía, en pleno boom de las renovables.
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