La demanda eléctrica se está desplomando este año en España hasta el nivel más bajo en dos décadas. Con la economía creciendo a buen ritmo, la caída se explica principalmente, según los expertos, por el crecimiento del autoconsumo y, en menor medida, por el retroceso de la demanda de algunos sectores industriales, las medidas de ahorro energético ante la guerra en Ucrania y una electrificación que no despega.
Según datos provisionales de Red Eléctrica de España (REE), hasta mayo la demanda en el sistema peninsular (único en el que el histórico del operador del sistema abarca más allá de 2011) se ha situado en 93.867 gigavatios hora (GWh), un 4,6% menos que en 2022.
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