François Bayrou ha superado en la Asamblea Nacional otra moción de censura apoyada por Francia Insumisa, comunistas y ecologistas, pero la situación del Gobierno sigue siendo extremadamente frágil y tendrá que afrontar nuevas mociones en las próximas semanas
El primer ministro francés impone los presupuestos por decreto y tendrá que afrontar otra moción de censura
El primer ministro francés, François Bayrou, y sus presupuestos han sobrevivido este miércoles a la primera de las dos mociones de censura del partido de izquierdas Francia Insumisa (LFI) gracias al nuevo balón de oxígeno lanzado por los socialistas.
La formación liderada por Jean-Luc Mélenchon había respondido así a la utilización del artículo 49.3 de la Constitución para aprobar sin votación el proyecto de ley sobre presupuesto del Estado y la primera parte del proyecto de ley del presupuesto de la Seguridad Social.
En caso de prosperar, la moción habría obligado al primer ministro a presentar su dimisión y habría bloqueado los textos presupuestarios. Solo ha contado con los votos de los diputados LFI, de los ecologistas y de los representantes del grupo parlamentario Izquierda Republicana y Demócrata (que incluye al Partido Comunista y aliados), con un total de 128 a favor, lejos de la mayoría necesaria. No ha sido apoyada por el Partido Socialista (PS), cuyos diputados han seguido ampliamente la disciplina de voto.
Tras “muchas vacilaciones”, los diputados socialistas habían decido “dar un presupuesto a Francia”, según confirmó el martes el primer secretario del partido, Olivier Faure. En las últimas semanas el PS y el Ejecutivo habían negociado la introducción de ciertas medidas defendidas por los socialistas en los textos a cambio de no censurar los presupuestos. Los diputados de extrema derecha, que no anunciaron sus intenciones antes de la votación, también se han abstenido, aunque su apoyo ya no era clave.
“Este es el momento de la verdad, esta es la semana de la verdad y la responsabilidad”, había advertido Bayrou el lunes, insistiendo sobre las consecuencias que tendría un nuevo bloqueo a los presupuestos para este año (en diciembre una ley de urgencia permitió prolongar temporalmente los del ejercicio anterior), además de una nueva caída del Gobierno.
Para salir adelante, la moción de censura necesita una mayoría de votos favorables en la Asamblea (289 de 577). En la actual configuración de la cámara, eso exige el voto conjunto de la inmensa mayoría de los diputados de izquierda y extrema derecha (192 diputados progresistas y 140 del partido de Le Pen y sus aliados). Eso fue lo que ocurrió el pasado diciembre cuando Michel Barnier intentó imponer su versión del presupuesto de la seguridad social mediante el mismo mecanismo que Bayrou.
Futuro incierto del NFPEn este caso, la decisión de los socialistas deja en el aire el futuro de la coalición de fuerzas progresistas reunida en la alianza del Nuevo Frente Popular (NFP). “Esta no-censura producirá ahora los efectos que ya conocemos y que son el motivo por el qué sus autores lo han decidido: el NFP se reduce de un partido”, escribió Jean-Luc Mélenchon en su blog. Sin embargo, sus aliados comunistas y ecologistas se han mostrado menos categóricos y abogan por mantener la alianza.
“No estoy de acuerdo con el voto de los socialistas (...) pero como socio, tengo que respetarlo”, afirmó en la radio RTL Marine Tondelier, secretaria general de Los Ecologistas. “Y cuando escucho a Jean-Luc Mélenchon todo el día anunciando a gritos que es el fin del NFP, pues no me parece inteligente. O explicamos que es el fin del NFP, porque así lo hemos decidido todos, o decidimos que la alianza tiene que sobrevivir y superarlo”.
Abstención de Le PenDespués del anuncio oficial de los socialistas de que no votarían la censura, la postura de los diputados de extrema derecha había perdido relevancia. Sin los votos socialistas, la moción de censura no podría prosperar. En los días anteriores al voto los miembros del partido Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) habían dado indicaciones de que tampoco votarían la moción, aunque los medios franceses dudan de cuál hubiera sido el sentido del voto si hubiese existido una posibilidad real de hacer caer al Bayrou.
La moción de censura tras la activación del artículo 49.3 fue el momento escogido por Marine Le Pen para sumar sus votos a los de la izquierda y hacer caer a Michel Barnier, que había negociado con la extrema derecha un acuerdo de censura.
Tras salvarse de las mociones, François Bayrou activará el artículo 49,3 para las otras dos partes del presupuesto de la Seguridad Social, según anunció la portavoz del Gobierno, Sophie Primas, durante la rueda de prensa que siguió este miércoles el Consejo de Ministros. Las previsibles mociones de censura que seguirán a estas medidas tendrán, previsiblemente, el mismo resultado que la de este miércoles. “Deberíamos tener un presupuesto completo adoptado oficialmente a mediados de febrero y promulgado a finales de mes”, añadió la portavoz.
Próxima moción de censura de los socialistasEl fracaso de esta moción de censura supone un importante balón de oxígeno para el primer ministro, que no obstante continúa en una situación de fragilidad, al no contar con una mayoría que los respalde en la Asamblea Nacional. Aunque el futuro del resto de textos presupuestarios parece garantizado con la abstención, es complicado que pueda sacar adelante una agenda legislativa ambiciosa que incluya amplios acuerdos sobre grandes cuestiones sociales.
De hecho, el PS ha anunciado que ellos también presentarán una moción de censura, una vez aprobados los textos presupuestarios, para expresar su desacuerdo con el primer ministro. Bayrou desencadenó una polémica la semana pasada al evocar un supuesto “sentimiento de sumersión” que los franceses tienen ante la inmigración, haciéndose eco de la retórica habitual de la extrema derecha.
La moción será un gesto simbólico, ya que los propios socialistas admiten no querer derribar el Gobierno para no arriesgar encontrarse con “un primer ministro aún más a la derecha, que negocie su propia supervivencia con la extrema derecha” o “una dimisión del Jefe de Estado”, según ha reconocido esta semana Olivier Faure.
El Partido Socialista cuenta con que la extrema derecha no votará a favor de su moción de censura interpuesta por la utilización de Bayrou de un término acuñado y empleado habitualmente por sus miembros. Sin embargo, se trata de una estrategia que entraña riesgos, ya que Marine Le Pen podría decidir votar la censura presentada por los socialistas y luego justificar el voto ante la opinión pública por otros motivos.
Esa fragilidad hace que Bayrou, en paralelo a sus negociaciones con los socialistas, haya continuado enviando en las últimas semanas algunos guiños a la extrema derecha, con la que no descarta negociaciones puntuales. “Miro a todos los que están en disposición de censurarnos o apoyarnos; no me interesa dirigirme a un solo un grupo o un solo bloque”, había reconocido esta semana en una intervención parlamentaria.
Además de sus declaraciones sobre la inmigración, Bayrou había estimado que consideraría como “injusta” una posible inhabilitación con efecto inmediato para Marine Le Pen en caso de ser condenada en el juicio por malversación de fondos ligada al empleo de asistentes de su partido en el Parlamento Europeo.