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Trump, Von der Leyen y la nueva jefa de la diplomacia europea: un triángulo perfecto contra Palestina

Trump, Von der Leyen y la nueva jefa de la diplomacia europea: un triángulo perfecto contra Palestina

La UE hace equilibrismos para no enfadar a Trump y poner en riesgo las relaciones transatlánticas o perjudicar al apoyo a Ucrania y eso conduce a una tibia respuesta, por ejemplo, ante sus desmanes sobre Gaza, que se suma al perfil bajo de Kaja Kallas en el asunto y al desinterés de Von der Leyen

De la anexión a la desaparición: “Trump da luz verde a la limpieza étnica” en Palestina

La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, la política internacional de la UE en manos de la estonia Kaja Kallas tras la salida de Josep Borrell y la alineación de Ursula von der Leyen con Benjamín Netanyahu se han convertido en un triángulo perfecto para que la situación en Oriente Medio y, especialmente en Gaza, pase a un segundo plano para el bloque comunitario, que siempre ha afrontado con división el conflicto entre Israel y Palestina.

 La UE se arriesga, además, a tener un papel prácticamente residual en la esfera geopolítica en la que está reclamando un sitio en la mesa de negociación entre Rusia y Ucrania.

El silencio se apoderó de la Comisión Europea y de la alta representante de la UE después de que Trump apelara de nuevo a la salida de los gazatíes de la Franja y amenazara con que Estados Unidos se hiciera “cargo” de la zona. En un ecosistema digital en el que los políticos reaccionan en directo a todo, no hubo ningún comentario de los dirigentes europeos sobre esa apuesta por el desplazamiento de los ciudadanos gazatíes, que se interpreta como una limpieza étnica, planteada por el hombre más poderoso del mundo. 

Los portavoces de la Comisión Europea tardaron horas en pronunciarse. “Tomamos nota de los comentarios del presidente Trump. La UE sigue firmemente comprometida con una solución de dos Estados, que creemos que es el único camino hacia la paz a largo plazo tanto para israelíes como para palestinos. Gaza es parte integrante de un futuro Estado palestino”, fue la tibia respuesta que proporcionaron a última hora del miércoles.

Un día después, los portavoces comunitarios dieron un pasito más al recordar que “Gaza es una parte ancestral del futuro Estado palestino” y que “no debe haber más desplazamientos forzosos de palestinos”. 

Para entonces, la ONU había reaccionado con mayor contundencia. “El derecho internacional es muy claro, la autodeterminación es un principio fundamental y debe ser protegida por todos los Estados”, había dicho el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk. “Toda deportación desde territorio ocupado está prohibida”, advirtió la organización. 

División en la UE

También los países árabes reaccionaron airados. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, reiteró el mensaje de que “Gaza es de los gazatíes”. Y otros países europeos, como Francia, Alemania o Italia, con mayor o menor dureza, rechazaron el plan de Trump. 

Sin embargo, el Gobierno ultraderechista de Hungría ha bendecido las intenciones de Trump. “Hungría está interesada en todas las soluciones que traigan paz y estabilidad a Oriente Medio”, dijo el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, en una entrevista con la televisión estadounidense Fox News, informa la Agencia EFE. Los de Viktor Orbán han dejado claro el seguidismo al líder populista, de quien han dicho que tiene “fantásticas habilidades negociadoras”. “Si se trata de Trump, nada es imposible”, subrayó Szijjártó.

Desde que comenzaron los ataques de Israel a Gaza tras los atentados de Hamás en octubre de 2023, la UE ha encontrado problemas para reaccionar de forma unánime y, normalmente, lo ha hecho a rebufo de lo que mandando Washington, en buena medida por esa división interna y la equidistancia de muchas capitales hacia Tel Aviv. 

Los 27 tardaron meses en pedir un alto el fuego cuando los muertos gazatíes se contaban por miles ante la falta de unanimidad en el seno del Consejo Europeo. Aún más se demoró la petición de España e Irlanda de revisar el acuerdo comercial con Israel a raíz de la matanza en Gaza. Los ministros de Exteriores aceptaron convocar el Consejo de Asociación tres meses más tarde de que lo solicitaran Pedro Sánchez y el entonces primer ministro irlandés, Leo Varadkar, después de que Netanyahu desoyera la orden de la justicia internacional de parar la ofensiva en Rafah. La reunión se celebrará más de un año después, el próximo 24 de febrero, y fuentes diplomáticas españolas admiten el temor de que la agenda sea poco ambiciosa respecto al cuestionamiento de la actuación de Israel.

Perfil bajo de Kallas

La equidistancia volvió a quedar patente, en el caso de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ante los comentarios de Trump. Pero no es la primera vez que la alemana ignora el asunto mientras que sus pronunciamientos sobre otras cuestiones de índole internacional, especialmente la guerra en Ucrania, son frecuentes. 

Von der Leyen enervó a la UE nada más comenzar el recrudecimiento del conflicto tras los atentados del Hamás al viajar a Israel, que ya estaba bombardeando a la población civil palestina, y le dio su férreo apoyo. En aquel momento, la presidenta de la Comisión Europea avaló el derecho de ese país a la autodefensa sin matices, mientras que los 27 advertían de que debía cumplir con el derecho internacional, que prohíbe la arbitrariedad en los ataques masivos contra el pueblo. 

En ese momento, Von der Leyen tenía como contrapeso al entonces alto representante, Josep Borrell, que era una de las voces más duras contra la matanza que Netanyahu ha perpetrado en Gaza. Sin embargo, el perfil de su sucesora es mucho más bajo y, aún más, en los asuntos de Oriente Medio. Kallas, la elegida por los líderes de los 27 como jefa de la diplomacia, es una ‘halcona anti-Putin’ que ha hecho de Ucrania el leitmotiv de su política exterior. En su presentación ante el Parlamento Europeo, mencionó la guerra de Ucrania en 17 ocasiones mientras que no hizo ninguna alusión a la de Gaza, a pesar de que 43.000 personas habían sido asesinadas. 

A la división y la equidistancia con el conflicto de buena parte de la dirigencia europea, se suma el propio temor a las reacciones de Trump. La Comisión Europea ha echado balones fuera ante la suspensión de los fondos a la agencia de los refugiados palestinos (UNRWA) por parte de EEUU. “No vamos a especular ni a responder directamente a los comentarios de las autoridades americanas”, fue la respuesta de un portavoz. En Bruselas siempre han sostenido que la actividad de esa agencia de la ONU es vital para la región y han criticado la prohibición de su actividad por parte de Israel, incluso lo hizo Kallas al entrar en vigor la norma. 

La decisión de no responder a cada provocación de Trump es una argucia que ayuda a la UE a contener las posibles reacciones del inquilino de la Casa Blanca, que puede poner en riesgo el apoyo a Ucrania -aunque el sentir en las últimas semanas es de alivio porque ha cambiado su discurso respecto a la campaña electoral en la que aseguraba que acabaría con la guerra en 24 horas, en buena medida cortando el grifo a la ayuda a Kiev- o apartar a los europeos de la negociación. De ahí que el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ya haya pedido una silla en la mesa. 

Pero lo que más preocupa es la amenaza del recrudecimiento de la guerra comercial. En la UE dan por hecho que algún tipo de represalia arancelaria va a haber y la esperan para finales de este mes. Von der Leyen aseguró que respondería de manera “firme” al mismo tiempo que los gobiernos tendían la mano a una negociación. La UE está más preparada para los vaivenes de Trump que en su primer mandato, pero aun así camina con pies de plomo y corre el riesgo de tener un papel residual ante el incierto contexto geopolítico. 

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