Poco antes del cambio de siglo se certificaba la defunción del britpop. Aquel grito eufórico que los hermanos Gallagher (Oasis) arrancaron a toda una generación —el ya mítico "You and I are gonna live forever"— quedaba en nada. Kaput. Y a otra cosa, mariposa. Era la confirmación de ese "todo tiene su fin" que dos décadas antes entonaba el grupo español Módulos, mucho más centrados, al parecer, que los británicos.
Un lustro atrás la dabacle ni se intuía. Cómo no dejarse embaucar por el entusiasmo de mediados de los noventa y rendirse al buen oído de nuestros vecinos, tan fiables históricamente en cuestiones musicales.