Solo un año después del éxito de crítica y público que supuso Que Dios nos perdone, Rodrigo Sorogoyen competía de nuevo en los Goya, pero en otra categoría. Esta vez se proponía ganar en la categoría de Mejor Cortometraje con Madre, y así fue: se hizo con el cabezón y no paró de acumular galardones en una carrera que le llevaría hasta la nominación del Oscar.
El cortometraje había competido en el Festival de Toronto, ganado el premio del público y el de actriz del Festival de Málaga y el de Mejor Cortometraje en los premios Forqué. Pero nos olvidamos pronto de él porque luego pronto llegó El Reino, thriller político que se alzó con siete de los trece premios a los que aspiraba en los Goya del año pasado.