No son concesionarios. Se autodenominan clubs, 'spaces' o galerías, aunque, en realidad, se dedican a la venta de coches. En los últimos meses han comenzado a proliferar establecimientos en las principales calles comerciales de las grandes ciudades donde los viandantes pueden toparse tanto con un concierto en acústico como con el último modelo de la automovilística que está detrás de esa tienda. Una tendencia que va a ir a más en los próximos meses y que no es muy diferente a la idea de reconvertir las sucursales bancarias en cafeterías.