"Teníamos un dinerillo ahorrado y, como los bancos no nos dan nada, hemos venido a comprar letras", explica resuelta Rosa, jubilada, quien, junto a su marido y con el bolso bien agarrado con las dos manos, lleva desde las 7 y media de la mañana esperando en la puerta del Banco de España. Su intención es suscribir una de las próximas emisiones de deuda pública a corto plazo del Tesoro. Es jueves, decenas de personas la acompañan, bien abrigadas, a cerca de 0 grados.