La OTAN ha derribado uno de los tabús que tenía respecto a la ayuda militar a Ucrania: que el armamento que los aliados le donan no se pudiera utilizar para atacar a Rusia en su territorio. En los últimos días se ha abierto el debate y el secretario general, Jens Stoltenberg, ha presionado a los miembros de la alianza para que levanten las restricciones al uso de esas armas.