Los artistas al final, siempre, muerden la mano que les da de comer. Es inevitable. Y saludable. Este 26 de noviembre Luz Arcas cerró el Festival de Otoño de Madrid con un tríptico que recoge dos trabajos anteriores, La domesticación y Somos la guerra, y una nueva pieza, La buena obra. Una obra, está última, que incide con rabia para denunciar el abandono que sufrieron los ancianos en las residencias durante la pandemia. El festival, organizado por la Comunidad de Madrid, baja el telón con esta creación que, en un formato de danza sin palabra y con ocho bailarines no profesionales de avanzada edad, denuncia la catadura moral y el sufrimiento de aquellos meses del año 2020.