Hace un par de años, Jordan Peele se servía de los códigos del terror para configurar una sátira sobre las tensiones raciales existente de la recién inaugurada era Trump en Déjame salir. Este mismo 2019 repetía la jugada con Nosotros y en ambas obras una simple casa no solo se significaba como emplazamiento material de la acción, sino como una institución política depositaria de desigualdades perpetuas.
También este 2019, el realizador surcoreano Bong Joon-ho ha firmado su mejor película para ratificar una tesis política que venía defendiendo en toda su obra. Ganando, de paso, el premio gordo de Cannes. Curiosamente, Parásitos también representa tensiones, esta vez entre clases sociales, sin salir de una mansión.