La década de los noventa fue seguramente la edad de oro del thriller psicológico, en contacto a menudo estrecho con otras tendencias del momento. Hay que considerar las mutaciones y actualizaciones del cine negro clásico identificadas bajo la también bastante abstracta clasificación del neo-noir -como Sangre fácil o La muerte golpea dos veces-.
Pero también fueron los tiempos del efímero auge del thriller erótico dentro del Hollywood comercial. Su breve ciclo de éxito decadencia podría situarse entre los estrenos de Instinto básico y Jade, con mención para la ridiculización recibida por una Showgirls menos orientada al suspense pero que contribuyó al descrédito de lo -presuntamente- erótico en la gran pantalla.