La relación entre ganaderos e industria láctea nunca ha estado exenta de desencuentros, principalmente por el precio que las empresas pagan a los productores, porque en muchas ocasiones no les ha permitido cubrir sus costes. Simplemente, tener una ganadería conllevaba pérdidas. Una situación que se había solventado, en gran medida, con la Ley de la Cadena Alimentaria, en vigor desde hace algo más de un año, que prohíbe precisamente la venta a pérdida.
Ahora, esa relación de equilibrio de fuerzas puede saltar por los aires. El motivo, que la patronal láctea (Fenil) ha emprendido una batalla judicial ante el Tribunal Supremo, contra un Real Decreto que, de facto, conlleva bloquear la efectividad de esta ley.
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