El ensayo que inició Honduras esta semana, para reactivar gradualmente su economía, comenzando con la construcción, barberías, salones de belleza e iglesias, supone un alivio entre esos sectores agobiados por la COVID-19, sin faltar los indiferentes, que pareciera que retan a la muerte al no protegerse.
La iniciativa llega más de dos meses después de que el Gobierno decretó una emergencia nacional y un toque de queda que se ha venido prorrogando, la última vez hasta el próximo día 24.
A QUITARSE "NIEVE" DE LAS SIENES
La apertura, con poco personal y bajo rigurosas medidas de bioseguridad de la industria de la construcción, salones de belleza, barberías e iglesias, ha sido recibida con mucho agrado por parte de los pocos favorecidos con el regreso al trabajo, por lo que han venido clamando, algunos a gritos ante tanta necesidad que tienen.
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