Defender una ‘versión alternativa’ e intentar ganar dinero no es necesariamente ilegitimo. Todo el mundo tiene derecho a estar equivocado y, aún así, cobrar por su trabajo. El problema es cuando la conspiración es el producto
La conspiración como relato político: los Illuminati
No hay que ir muy lejos a buscar ejemplos. Esta misma semana, el Center for Countering Digital Hate ha publicado un informe que denuncia que solo diez cuentas de X especializadas en difundir basura ultra han generado 19 millones de euros en publicidad.
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