Si como se suele decir un travelling es una cuestión moral, si cada plano esconde una postura ante el mundo y es una decisión política, la pregunta se eleva hasta dilema indescifrable cuando se trata de representar lo irrepresentable. ¿Cómo se muestra el horror de los crímenes que los nazis perpetraron en sus campos de concentración?, ¿cómo contar el Holocausto?, ¿es moral dramatizar y reconstruir sus muertes? Ante ello siempre se pone el mismo ejemplo, el de Claude Lanzmann, que en su obra maestra, Shoah, y en sus discursos, argumentaba que no.