Hace más de 30 años, Fernando Alfaro se encontraba en Inglaterra, grabando el que sería el segundo álbum de Surfin’ Bichos, Hermanos carnales. Recuerda que tuvo una conversación con un hombre de cierta edad, que preguntó intrigado a aquel joven español a qué se dedicaba. Alfaro contestó que era músico. “Y el hombre reaccionó con un gesto de admiración, consideración, aceptación... No sabría cómo definirlo exactamente. Lo que sí que me quedó claro es que nuestro trabajo le parecía importante porque allí la música está considerada como cultura.