En las actas que conserva el Museo Arqueológico Nacional (MAN) queda reflejado el trapicheo de bienes artísticos que mantuvo en los primeros años de la posguerra el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN) franquista, el director Blas Taracena y el Patronato de la institución. En ellas queda constancia del continuo flujo de valiosas entregas de propiedades de represaliados republicanos que los funcionarios de este servicio hacían al museo.
El patronato es el máximo organismo institucional, marca y guía el camino al director. Los miembros del patronato del Arqueológico aceptaban sin ningún rubor aquellas piezas que les ofrecía el SDPAN, a pesar de que no les pertenecían.